Peliculas del recuerdo: 2018

Rocky III (1982, Sylvester Stallone)


Cuando tú y yo peleamos tu mirada era la de un tigre, una auténtica fiera.


Después del bestial éxito de la segunda parte de la saga (más de 200 millones de beneficios con un presupuesto de 7) Stallone repitió rol como guionista y director acompañado de todo el elenco original : Carl Weathers (Apollo Creed), Burgess Meredith (Mickey), Talia Shire (Adrian), Burt Young (Paulie) y Tony Burton (Duke). De nuevo es Bill Conti el compositor musical, aunque esta vez el archiconocido tema principal de las anteriores entregas es eclipsado por el super éxito de Survivor y su Eye of The Tiger; canción compuesta específicamente para la película por petición expresa de Stallone tras la negativa de Queen para permitirle utilizar Another One Bites the Dust. Y la verdad es que , a parte de ser una de las canciones más motivadoras que existen, no puede haber composición más acorde con el espíritu de la película resultando casi imposible escucharla sin que nuestro cerebro se inunde con las imágenes cinematográficas.
También nos encontramos con un cambio de productora. En 1980, tras el estrepitoso fracaso comercial de United Artist (propietaria de los derechos de Rocky)  con la tan maldita como de culto La puerta del cielo de Michael Cimino (recaudó 4 millones con un prepuesto de 44), MGM compró United Artist y formó MGM/UA.


La historia nos sitúa con Rocky en la cima de su carrera. Después de ganar en la revancha a Apollo Creed defiende con facilidad su título durante diez veces consecutivas y su fama , fortuna y popularidad no hacen más que aumentar. Pero en la sombra se cierne una bestia llamada Clubber Lang (Mr T) que aniquila a sus enemigos despiadadamente y clama su oportunidad de enfrentarse al campeón. Esta oportunidad la aprovecha tras forzar a Rocky a pelear al herirle en su orgullo en el momento en que este anunciaba oficialmente su retiro. Pese a la reticencia de Mickey, quien en un emotivo diálogo le confiesa que después de ganar el título le elegía a los contrincantes para que no fuesen demasiado peligrosos, Rocky acepta y, debido a su excesiva confianza y descuido durante su entrenamiento, es destrozado en dos asaltos por Lang mientras que Mickey sufre un infarto que acaba con su vida.



La novedad más importante que nos presenta esta película , no ya en comparación con sus predecesoras, sino de toda la saga , es que es la primera vez que Rocky se hunde psicológicamente hasta el punto de no querer volver a pelear por miedo. Si en Rocky y en Rocky II, Balboa era un humilde y, en realidad mediocre, peleador que a base de puro esfuerzo y voluntad lograba coronarse campeón , en Rocky III vemos a un Balboa acomodado , un boxeador que , como le espeta Mickey, se ha civilizado, y que no sólo va a ser destruído físicamente tras ser noqueado brutalmente por Lang, sino mentalmente; por este ko y por la muerte de su querido entrenador.
Este hecho es algo muy habitual peleadores. No me voy a extender en este punto, pero hay cientos de ejemplos. Como seguidor de las Artes Marciales Mixtas el primero que me viene a la cabeza es Mirko Crocop y el KO que sufrió de la mano (más bien pie) de Gabriel Gonzaga. Después de esto este luchador jamás se recuperó mentalmente y a partir de entonces se convirtió en una sombra temerosa de lo que fue en su día; tenía miedo a pelear.
En Rocky III  esto queda retratado a la perfección cuando en los entrenamientos con Apollo Creed ve pasar por su cabeza las imágenes de su derrota con Clubber Lang lo que le impide concentrarse en su entrenamiento y, más aún, sufre pesadillas de su derrota ... En esto es sumamente esclarecedor el diálogo que Balboa mantiene con Adrian en la playa:

- ¡Tengo miedo! ¿Esta claro? ¿Quieres oírmelo decir? ¿Quieres humillarme? ¡Tengo miedo!



Por otro lado, con todas sus virtudes y defectos, Rocky III emana esencia ochentera y nos ofrece algunos desvaríos que harán las delicias de los más frikis y que convierten a Rocky III en un producto, como no, de de época. Así tenemos la subtrama de los celos de poli que en un ataque de furia, borrachera mediante, destroza una máquina de pinball en un salón de recreativos porque tiene la imagen de Rocky. Otros momentazos son el combate benéfico contra Hulk Hogan ( ¡el supermacho contra el super monigote!) o el circo en el que Rocky convierte su entrenamiento contra Clubber Lang con orquesta incluida , abierto al público y venta de merchandising ... ¡Terrible! Yo creo que estos dislates restan fuerza al conjunto, pero como he dicho es un producto de su época, además que Sly ya nos tiene acostumbrados (¿recordáis el robot de la cuarta parte?)




Pero lo que hace que Rocky III sea una de las favoritas de los seguidores de la saga es la cantidad de momentos inolvidables: el temazo Eye of The Tiger de Survivor acompañando al entrenamiento de Rocky, la amistad que se forja entre Rocky y Apollo (ahora entrenador), la desoladora muerte de Mickey, la escena de un Balboa destrozado lanzando su casco de moto contra su estatua , el renacer de las cenizas de Rocky con redención y venganza ataviado con los calzones de su ahora amigo Apollo y ... La mirada del tigre, amigos ... La mirada del tigre...
Otro puntazo es la presencia de un malo malísimo encarnado en Clubber Lang (Mr T). Uno de esos villanos que tanto nos gustaban en los ochenta y que a parte de un físico demoledor, macarra y agresivo (ese pedazo de cresta) escupían frases lapidarias del estilo:
Reportero: ¿Y cuál es tu pronóstico respecto al combate? 
Clubber Lang: ¿Pronóstico?
Reportero: Sí, pronóstico
Clubber Lang: DOLOR





Vamos a terminar esta reseña con dos anécdotas. La primera es sobre el físico de Sylvester Stallone. Para esta película llegó a estar tan definido que bajó su porcentaje de grasa del 2,8 %, algo demencial que logró a través de un entrenamiento espartano y de una dieta muy estrícta a base de gran cantidad de proteína y regada por 25 cafés solos diarios (pa haberse matao). 
La segunda versa sobre la estatua de bronce de Rocky. Resulta que se crearon  tres estatuas por A. Thomas Schomberg, una de ellas fue situada en las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia para la película, causando esto gran revuelo entre la Comisión de Arte de la ciudad por no considerarla "arte", sino simplemente publicidad de la película. Se terminó trasladando para finalmente regresar a las escaleras del museo en 2006. Otra de las estatuas se vende en Ebay, los interesados sólo tendréis que soltar un milloncete de dólares.


En taquilla Rocky III resultó otro éxito espectacular. Esta vez se recaudaron 217 millones de dólares con un presupuesto de 17. La saga no podía quedar aquí y claro está se rodó una cuarta parte que más que una película de boxeo es de política ... Pero esa, esa es otra historia ...




Arma Letal (1987-Richard Donner) Lethal weapon


JOYA, así en mayúsculas, joya de las buenas, canela fina, mítica, un icono del cine de acción y todas aquellos adjetivos que indiquen admiración y que vengan a vuestras cabezas, pueden ser adscritos a esta película que os voy a desgranar en el blog hoy. Hoy con vosotros/as os dejo: Arma Letal (Lethal Weapon), la buddy movie por excelencia

Unos detalles
Richard Donner ( Superman, Lady Halcon) en la dirección, Shane Black ( el Hawkins de Predator) como guionista y Eric Clapton y Michael Kamen en los teclados.
Todo este cocktail de artistas se juntó en 1986 para iniciar el rodaje en marzo del mismo año, de una de las películas que marcarían una época y un modo de entender el cine de acción, que luego sería copiado hasta la saciedad.
Una película que nos daría a dos de los iconos del cine acción más representativos de una época como fueron  Martin Riggs y Roger Murtaugh.

La sinopsis
Roger Murtaugh (Danny Glover recibe como regalo de su cincuenta cumpleaños, un nuevo compañero, Martin Riggs (Mel Gibson) y la investigación sobre un presunto suicidio de una prostituta, con el trasfondo del tráfico de heroína.



Opinión
Para alguien como yo, que disfrutó del estreno en cines con diez años, que la ha seguido viendo cada vez que la ponen por la tele, que tuvo el VHS de las dos primeras películas de la saga y por encima de todo, alguien que tiene a Richard Donner en el altar desde que hizo Superman, esta película es una joya que todo aficionado al cine de acción debería ver, revisionar y tener en casa bien custodiada.
La película desde el inicio está hecha con mucho esmero.
Porque, querido lector lo primero que vemos son planos aéreos de la bella ciudad de L.A. mientras suena una el Jingle bell`s rock , a la vez que van apareciendo unos títulos de crédito, similares a los que vimos en Superman.
Esa introducción, nos lleva al piso más alto de un bloque de apartamentos, donde una joven semi desnuda, parece en en estado de trance, como ida y que tambaleándose se asoma a la barandilla de la terraza para posteriormente tirarse desde ella.


Pues desde este momento y en adelante la película es una concatenación de escenas de acción sin descanso, centrándose en presentarnos brevemente a los personajes, sin ahondar en demasía en el pasado trágico de Riggs (algo que si se vio en la serie que ese estrenó el año pasado y que aprovecho para recomendar y donde presenciábamos el accidente de la mujer de Riggs, en avanzado estado de gestación).
Para el recuerdo nos van a quedar marcadas en nuestra retina escenas, como la que tiene lugar en lo alto de un edificio y Riggs sube para ayudar a un suicida, aunque el final como veremos, será una marca del personaje, es decir, sorprender con lo inesperado, porque en vez de decirle que se calme, al final se tira con él.
O disfrutaremos de la escena de tortura con las esponjas, ejecutada por el chino que siempre muere es decir, el bueno de Al Leong y que lógicamente morirá, de manera inesperada, cuando dando por muerto a Riggs, es estrangulado por éste con sus piernas.
Y para el final, nos quedamos con la escena de lucha entre Riggs y Joshua (Gary Busey), una escena que se recortó en el montaje final, pasando de siete minutos a tan sólo cuatro y que para rodarla, estuvieron cuatro noches. Si os fijáis bien, la escena tiene partes rodadas muy difusas, que son parte del recorte en el montaje final.
La trama del tráfico de heroína desde Asia, era un tema muy de moda en aquella época, ya que la heroína estaba siendo una auténtica epidemia para el gobierno americano, debido al aumento del consumo de dicha droga, droga que por cierto era muy famosa en el ámbito del porno, de ahí que se metiese dicho mundo como parte de la historia.
Ademas se hace referencia a un hecho real, el Air América, que era un aviador que operó desde 1950 hasta 1976 a cargo de la CIA, con el fin de realizar operaciones encubiertas en Asia. Como anécdota recordaros que Gibson co protagonizaría junto a Robert Downey Jr, una película con el mismo nombre y que tenía paralelismos con la historia que os acabo de detallar.
Pero lo que realmente marca esta película, es la relación entre dos compañeros, totalmente diferentes, uno Murtaugh, ejemplo de templanza y mesura y otro Riggs, símbolo del caos más absoluto.
A pesar de esas diferencias, su compenetración es total, con un sentido del humor descomunal, con frases como " Feliz cumpleaños Roger, tal vez sobrevivamos hasta que te compre un regalo", le espeta Riggs a su compañero o aquella otra en la que Murtaugh dice: "Dios me odia, ese es el problema" y Riggs le contesta "pues ódiale tú a él, a mí me funciona".
Claro que estos diálogos necesitaban un buen artista detrás y ese era ni más ni menos que Shane Black, que ese mismo año haría de actor en Depredador, interpretando a Hawkins, el soldado de gafas y que hoy en día sigue siendo un cotizado guionista y director, porque no en vano ha dirigido Iron Man 3 y Predators.
Pero a lo que iba, la manera en la que nuestros dos policías se desenvuelven en pantalla, hizo posible que con esta película quedase marcado el camino definitivo para lo que conocemos como una buddy movie, es decir una película de colegas, es decir policías que no sólo son compañeros, sino que son amigos, que cuidan unos de otros en casa y fuera de ella, que en las escenas de acción se compenetran y forman una unidad, que pasan parte de su tiempo libre juntos con sus familias ( en este caso con la familia de Murtaugh), a la que cada uno toma como una sola familia a la que proteger y en este caso ésto marcado, cuando Riggs es el que decide coger el timón de las operaciones y encabezar la operación de rescate de la hija de Roger, raptada por el General (Mitchell Ryan) que como villano la verdad es que sólo va a poner cara de duro y poco más, ya que el peso de esa denominación recaerá en el señor Joshua, es decir Gary Busey.
Pasado el tiempo, uno se entera que Arnold, Bruce Willis, John Saxon, Michael Biehn y Ron Perlman aspiraron al papel de Martin Riggs, pero sinceramente dudo que ninguno de ellos hubiese sido o tenido tal calado, como el que Mel Gibson tuvo para con este personaje, incluso nuestro añorado Superman, Christopher Reeve, llegó a ser considerado para el rol del policía loco.
Como nota final, quiero reseñar que la película está dedicada a una leyenda de los especialistas Dar Robinson, que fue el responsable del salto magistral de Jackie Swanson, al inicio de la película y que por desgracia falleció poco después del estreno de la película.


Como he indicado en algún punto de la reseña, hay una serie, remake del original y que se centra en la vida diaria como policías de los dos personajes originales de la película. Si bien carece del encanto de la original, no es demérito reconocerle que mantiene el sentido del humor y la química entre los dos personajes televisivos es similar al de los del cine.
Se lleva mucho tiempo además, rumoreando con una quinta entrega, pero a estas alturas, yo creo que nuestros dos colegas ya no están para dar mucha cera ( aunque a Gibson aún le hayamos visto en El Gringo o los Mercenarios 3 repartiendo estopa) y es mejor dejar las cosas en cuatro entregas.



STAR WARS : EPISODIO V - "EL IMPERIO CONTRAATACA" (1980, Irving Kershner ) Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back


Ochenters, vamos con la segunda etapa de nuestro emocionado periplo por las películas clásicas de Star Wars: tras el exitazo de “La guerra de las galaxias” nadie dudaba que habría una continuación. Sin embargo los fans tuvimos que esperar nada menos que tres años, ¡tres años! Hasta que vimos de nuevo en el cine la fanfarria y las letras azules. Llegaba “El imperio contraataca”.



EL RESACÓN DE “LA GUERRA DE LAS GALAXIAS”  
Atropellado por un éxito inesperado, George Lucas tuvo el detalle de bonificar económicamente a los cuatro protagonistas, Hamill, Fisher, Ford y Guinness (Sir Alec siempre decía que después de toda una vida como actor recibiendo todo tipo de loas y premios, lo que le había hecho rico era su paso por Star Wars).
Los cuatro habían firmado en su contrato la típica cláusula rutinaria en la que se comprometían a participar si había continuaciones, y 20th Century Fox era la primera interesada. Recordemos que aparte del éxito de taquilla y de conquistar nuestros corazones, la cinta tuvo once nominaciones a los óscar, incluido mejor película o director, y obtuvo nada menos que siete estatuillas en los apartados técnicos y música, en los que competía con otro peliculón como “Encuentros en la tercera fase” que se quedó con dos (como siempre la academia ignorando el cine con mayúsculas; ese año el óscar a mejor película fue a parar al insulso melodrama Annie Hall del controvertido Woody Allen).
Espoleados por el éxito de la Fox con Star Wars, sus competidores, los demás grandes estudios de Hollywood que en su día desdeñaron el proyecto espacial de Lucas cuando tan solo era unas cuantas hojas de papel que llevaba un jovencito barbudo, ya preparaban a marchas forzadas sus propios proyectos “galácticos” y similares para aprovechar el tirón. Sin ir más lejos, Paramount había sacado del cajón a toda prisa su añeja serie “Star Trek” para llevarla a la gran pantalla, como cuentan en sus memorias tanto Will Shatner como Leonard Nimoy, que titula uno de los capítulos de su autobiografía “Gracias, George Lucas”.
Sin embargo, no todo fueron facilidades en Fox. Los directivos eran reacios a financiar el proyecto en lo que costaba (más de 20 millones de dólares, el doble que la primera, que se convertirían muy pronto en 30), y una vez más fue Alan Ladd Jr. el defensor de nuestra causa. Como Fox regateaba hasta el último dólar, Lucas no sólo tuvo que poner el dinero de su bolsillo, sino contraer un préstamo bancario para que Lucasfilm Ltd. pudiera sacar la película adelante como él quería.
Más tarde, Lucas se tomaría cumplida venganza con los desconfiados y cicateros de la Fox cuando se fue a la competencia, a Paramount, con su siguiente proyecto, la exitosa “En busca del arca perdida”. Por su empeño en apoyar a Lucas, Ladd Jr. también acabaría viéndose obligado a dejar la presidencia de Fox para centrarse en su productora independiente, The Ladd Company, responsable de títulos emblemáticos de los ochenta como “Carros de fuego”, “Blade Runner” o “Loca academia de Policía”.


UN ACCIDENTE LO TRASTOCA TODO
            Debido a la crisis de ansiedad que sufrió mientras montaba “La guerra de las galaxias”, Lucas era reacio a someterse al de nuevo al estrés de la dirección y prefirió reservarse el papel de productor ejecutivo. Necesitaba pues buscar un director para la película y se decidió por ofrecer el puesto al veterano Irvin  Kershner, que había sido profesor suyo en la escuela de cine. Aportaría sobriedad y oficio mientras él supervisaba en segundo plano.
            Para escribir el guión, algo que siempre la ha costado, George Lucas había empezado a trabajar con la veterana escritora Leigth Brackett, guionista del clásico de Humprey Bogart “El sueño eterno” (1946), pero su fallecimiento en 1978 truncó sus planes y recurrió al joven guionista y hoy reputado director Lawrence Kasdan, una apuesta arriesgada pero que resultó todo un acierto, porque de su pluma nacen las escenas más intensas de toda la saga.
            La segunda entrega de Star Wars, que se llamaría “El imperio contraataca”, iba a ser una continuación en toda regla, con los mismos ingredientes de acción, humor, romance y aventura, pero también un giro oscuro y dramático que la convierte en la preferida de muchos fans y la más valorada por los críticos de cine. También iba a cambiar el escenario. De un mundo desértico se pasaría a un planeta helado y otro pantanoso, y de la Estrella de la Muerte a una ciudad en las nubes.
            Sin embargo, el accidente de coche sufrido por Mark Hamill antes de iniciar el rodaje, en el que estuvo a punto de perder la vida al salir despedido por el parabrisas y que le desfiguró la cara, obligó a trastocar el guión, introduciendo al inicio del film, en que aparece con la cara tapada, el ataque del fiero Wampa de las nieves, que no estaba previsto, su rescate por Han Solo y su curación en el tanque de líquido. Ese accidente, y también el tono oscuro de la película, púdo marcar el resto de la carrera de Hamill, ya que dejó de ser un sex simbol adolescente y quedó encasillado como el eterno Luke Skywalker.



LA MAYOR TORMENTA DE NIEVE DE LA HISTORIA
            Para el rodaje del helado planeta Hoth, el equipo se trasladó al glaciar de Finse, en Noruega, coincidiendo con la mayor tormenta polar que se recuerda. De hecho, las escenas de Luke en la nieve se rodaron en el porche del hotel en plena ventisca, con el equipo resguardado en los salones abriendo la puerta lo justo para filmar a Mark Hamill, que era el único que pasaba frío fuera.



            Cuando por fin salió el Sol pudieron ir a las localizaciones del glaciar donde se rodaron las escenas de la mejor secuencia de batalla de la historia del cine fantástico, a la que luego se añadirían las maquetas, las naves y las explosiones en los estudios de Industrial Light & Magic (ILM), que ya contaba con medios a la altura del prestigio que empezaba a tener.
            Quién no recuerda el vuelo rasante de los speeders que en el cine te hacían tener sensación de montaña rusa, el disparo del cañón de iones, el derribo del AT-AT con el arpón, La pata gigante que por poco aplasta a Luke o el grito de los soldados rebeldes “¡retirada! ¡retirada!”. Por cierto, las espectaculares escenas de Luke y Han cabalgando las nieves en sus Taun-Taun que parecen tan reales fueron rodadas con muñecos con la técnica clásica del “stop motion”.
            El equipo no solo pasó frío e inclemencias en el glaciar (al que se desplazaban a diario en transportes oruga), incluso estuvieron a punto de perderse y no regresar al hotel si no es porque a uno de los operadores se le había ocurrido marcar el camino a la ida con unos postes que luego tuvieron que seguir cuando al atardecer les sorprendió el mal tiempo.



ADIESTRAMIENTO JEDI  Y ROMANCE ESPACIAL
            Para la parte central de la película la narración va en paralelo con nuestros protagonistas desperdigados por la galaxia. Mientras Han, Chewie, C3PO y Leia escapan en el Halcón Milenario hasta un asteroide, Luke y R2 se desplazan al pantanoso planeta Dagobáh, recreado espléndidamente en los estudios Elstree de Londres en un escenario del tamaño de un campo de futbol poblado por todo tipo de serpientes y otros animales vivos.
Allí vamos a conocer a un personaje nuevo: El maestro Yoda, clave en la trama, que es un alienígena de pequeño tamaño. Para su creación se recurrió al artista de la caracterización Stuart Freeborn, que diseñó una marioneta basándose en sus propias facciones y en la famosa foto de Albert Einstein sacando la lengua. Para operarla y darle voz nadie mejor que el marionetista Frank Oz, colaborador de Jim Jenson en los teleñecos. El trabajo de Oz y Freeborn hacen que Yoda aparezca en pantalla como un personaje real y creíble, algo que resultaba esencial para dar entidad a la historia, ya que Yoda es el maestro que instruye a Luke en las artes Jedi y a través de él conocemos el poder y la naturaleza de la fuerza.



Sin embargo, rodar las escenas con Yoda fue una auténtica tortura para Mark Hamill porque Frank Oz estaba metro y medio por debajo de él, y con todo el entramado del muñeco, casi no oía sus frases y perdía el pie de los diálogos. Para solucionarlo, se le puso un auricular simulado para que escuchara a Oz por radio, pero resultó aún peor porque se colaban las conversaciones del equipo de rodaje e incluso en una ocasión se tuvo que parar una escena porque entró la BBC con una canción de los Rolling Stones.



Mientras Luke permanece en Dagobah aprendiendo los caminos de la fuerza, en el asteroide, la trama nos reserva una sorpresa y no será la única en “El imperio contraataca”: Leía, que hasta entonces parecía más interesada sentimentalmente por Luke (joven y de nobles sentimientos como ella), acaba por enamorarse del sinvergüenza y descreído Han, dando un giro inesperado a la trama. Por cierto, poco tiempo antes de su trágico fallecimiento, Carrie Fisher reconoció haber tenido una efímera aventura con Harrison Ford durante el rodaje de Star Wars.   



Y mientras en el lado rebelde huyen desesperadamente (de hecho ya vamos por el episodio 8 y siguen huyendo), en el bando imperial Darth Vader se convierte en una trituradora de generales y capitanes con su famosa técnica del ahogo a distancia con la fuerza. Así se deshace del Almirante Ozzel, que “salió de la velocidad luz demasiado pronto”, y del capitán Needan tras aceptar sus disculpas por dejar escapar al Halcón Milenario, y por primera vez se le ve la parte de atrás de la cabeza. También tenemos ocasión de contemplar un holograma del maligno emperador, al que casi no se distingue tras su capa, y que interpretó originalmente la actriz Elaine Baker (en las ediciones remasterizadas, Lucas la sustituiría digitalmente por Ian McDarmid, el emperador de las siguientes entregas, lo que para los fans chirría enormemente).



LA CIUDAD NUBE
            El desenlace de la película ocurre en Bespin, una ciudad en las nubes, donde vamos a conocer a otro de los personajes icónicos de las películas, el ambiguo y camaleónico Lando Calrissian, interpretado por el actor afroamericano Billy Dee Williams, que inicialmente traiciona a su antiguo amigo Han Solo y entrega a nuestros héroes al malvado Darth Vader, que piensa utilizarlos como cebo para la captura de su pieza más codiciada, el joven Skywalker.
            En Bespin nos esperan  dos de los momentos más impactantes de toda la saga. Primero, y como parte del plan para capturar a Luke, Vader ordena que congelen en carbonita a Han Solo, separándolo de su amada Leia. En el guión, ella le decía “te quiero” y él contestaba “yo también”, pero Harrison Ford, que como es sabido se mueve como nadie en las escenas de acción pero no se siente tan cómodo en las románticas, no era capaz de decir su frase. Desesperado tras varias tomas inservibles, el director Irving Kershner le dijo a Ford algo así como “di lo que te salga”, y así quedó para la historia la más inolvidable e imperecedera escena de amor del cine fantástico de todos los tiempos, con Leia diciendo “te quiero” y Han respondiendo “lo sé”. Para los más curiosos os recomiendo verla en versión original porque cambia totalmente el tono sobre todo en ella, su “I love you” está diciendo “no te vayas, no quiero perderte, te voy a buscar”, mientras que el “I, know” de él es como salir del paso.



            Y para el final queda la secuencia más impactante, recordada y emulada de la historia del séptimo arte. Una secuencia para saborear fotograma a fotograma, frase a frase, acorde a acorde: La trampa de Vader lleva a Luke a enfrentarse con él en un duelo desigual con espadas de luz. La impresionante música de John Williams anuncia cada movimiento, cada objeto que lanza Vader contra Luke usando el poder del lado oscuro. Es un combate que nuestro joven héroe no puede ganar y acaba arrinconado ante un precipicio, ha perdido su espada, una mano, y está exhausto y derrotado.


            Nos acercamos al momento culminante del film. El que convierte Star Wars en una saga.
            Solo Lucas, Kershner y los productores Kazanian y Kurtz conocían lo que iba a pasar realmente en la historia. Los actores no sabían nada. En el guión se había insertado una página falsa para evitar filtraciones y que, como así fue, nos impactara a todos. Solo unos minutos antes de rodar la escena se lo dijeron a Mark Hamill en privado. Kershner se acercó a él y le dijo: “Que sepas que Darth Vader  es tu padre”, lo que le dejó de piedra, y luego al director añadió “Dave Prowse”, que interpretaba a Vader, “va a decir algo sin sentido, tú ignóralo y limítate a responder gritando tu frase”, que era “¡No, no es cierto!”. Al rodar la escena, Prowse dijo “¿No sábes la verdad? Obi-Wan mató a tu padre”.
El propio James Earl Jones, cuando tuvo que doblar la voz de Vader diciendo “Luke… Yo soy tu padre”, añadió “están mintiendo”.
            El engaño surtió efecto. Nadie supo nada antes del estreno. Cuando los fans vimos por primera vez en el cine el desenlace del film, todos gritamos en el cine “Nooo, no puede ser”, igual que Luke.


            La mítica frase “Yo soy tu padre”, que todos recordamos, en España la pronunció el legendario actor de doblaje Constantino Romero, que siempre contaba como anécdota que para “La guerra de las galaxias”, enviaron desde Hollywood un modulador de voz que se colocaba en la boca para hacer la voz de Vader, pero para la segunda película no enviaron nada y el sonido se tuvo que improvisar con los recursos de la mesa de mezclas del estudio de sonido, con un resultado no solo similar, sino incluso mejor.


UN FINAL ABIERTO
            Con este final tan dramático, oscuro y lleno de incógnitas, muy distinto del clímax apoteósico y feliz de su predecesora, “La guerra de las galaxias”, los fans salimos del cine aún más impactados que la primera vez, encantados y sobre todo ansiosos por que llegara el siguiente capítulo porque “El imperio contraataca” deja un final abierto: con Han congelado en carbonita, la rebelión perdida en el espacio y Luke envuelto en un conflicto de sentimientos encontrados.



            Es aquí cuando, como hemos dicho, la serie se convierte en saga, y donde se empieza a pretitular “Episodio”. Así, “La guerra de las galaxias pasa a ser “Episodio IV, una nueva esperanza” y “El imperio contraataca”, el episodio V.
La película es todo un éxito de taquilla y en apenas un mes Lucas ha saldado cuentas con los bancos. Con las ganancias compra el rancho Skywalker en el condado de Marin, alrededor del cual establecerá su imperio cinematográfico (Lucasfilm, ILM, THX, Skywalker Sound o Lucas Arts), y además reparte beneficios con todos los empleados, nada menos que 5 millones de dólares entre pagas, pluses y bonificaciones.
            Se ha dicho que Kasdan y Kershner dieron a “El imperio contraataca” un toque de drama shakesperiano que no terminaba de convencer al propio George Lucas, pero la verdad es que el resultado es sin duda la más intensa y profunda de las tres películas clásicas. Habíamos pasado de la aventura épica a la tragedia griega y quedaba por llegar la catarsis final en “El retorno del Jedi”, que comentaremos en breve.


BANDAS DE LOS 80 AÚN EN ACTIVO I : DEPECHE MODE


+ POR ROOT WOUNDS +



Hace tiempo se me ocurrió que una buena forma de contribuir con este fantástico blog de Cine de los 80 (teniendo en cuenta que pese a su nombre no versa única y exclusivamente de cine y que yo particularmente hago aportaciones relativas a la música) era haciendo ocasionalmente una especie de seguimiento y comentario de lo que fueron y siguen siendo algunas de esas grandes bandas de los 80 que a día de hoy siguen en activo. Tendemos a barrer para casa y no podía empezar esta serie de artículos sino con mi grupo favorito de todos los tiempos, que no es otra que Depeche Mode, banda a la que aún con casi 40 años de actividad, legiones de seguidores a lo largo del globo y una discografía cuantiosa y armonizada además a base de recopilatorios, colecciones de remixes, covers y tributos, hay quien en un ejercicio de anormalidad o muestra de poco seso e “inteligencia musical”, gusta de faltar al respeto aprovechando la ocasión de que DM saca un nuevo disco (y/o gira) y por el hecho de contar con un espacio donde excretar su ignorancia dentro de un medio de comunicación que se ve que precisa de amarillismo hasta en lo que a cobertura musical se refiere, vendiendo el susodicho e ingrato escritor su alma al diablo por un puñado de feedback.

Con este escrito no voy a “vengar a la banda” (no hace la más mínima de falta), e igualmente no pretendo que éste sea ni mucho menos el artículo definitivo sobre la misma, simplemente quiero hacer una aproximación musical (y poco ordenada), partiendo del recuerdo y empleando “mi oído presente”, algo para lo cual he contado con la participación de un viejo amigo al que conocí precisamente en una de tantas fiestas Depeche Mode – The Cure en Granada hace casi 20 años. Un amigo con el que recientemente he quedado de tapas en la ciudad que conquistó mi corazón hace tanto y con quien he aprovechado la última oportunidad que hemos tenido de vernos para, además de parlamentar sobre otras tantas músicas bastardas como él mismo diría, para tratar como siempre sobre esta fuente de devoción pretermusical que es Depeche Mode, todo ello mientras algún que otro vinilo cambiaba de manos conforme los tercios de cerveza Alhambra iban cayendo uno tras otro.

  

NorbertX podría ser elegido como Presidente de la República Depechera del Barrio de La Chana si ésta llegase a existir alguna vez en estos tiempos de aspiraciones independentistas, sueños políticos rotos y masas idióticas a uno y otro lado de esos muros invisibles que las mencionadas masas tanto gusto tienen en común por construir. Pero para mi amigo, mi persona y el resto de gente que conformamos las legiones depecheras, las palabras “construcción” y “masas” suelen sacarnos una sonrisa cuando no un suspiro de esos que invitan a uno a cerrar los ojos y evadirse mentalmente a tiempos pasados y mejores. Porque seamos sinceros, esta va a ser la premisa esencial de esta serie de artículos: lo que nuestras bandas favoritas de antaño hacen hoy día poco o nada puede compararse a lo que hacían tiempo atrás, ello a pesar de que Depeche Mode sea una banda que entre sus seguidores cuenta tanto con sanos y fervientes devotos (una palabra más justa y acorde que la de “fans”) como tercos talibanes que se empeñan en que “una mierda huele bien si la ha cagado Depeche” o que todo es de 10 si lleva el nombre de la banda en la portada.
 (SPIRIT... O CÓMO POLARIZAR A TUS SEGUIDORES EN 12 PISTAS)

Evidentemente sobre gustos no hay nada escrito pero no se puede negar que la discografía de los Depeche de antes del nuevo milenio barre cruel e impepinablemente a la posterior. No quiero con esto decir que por ejemplo el último disco (“Spirit” de 2017) sea un completo fiasco sino que simplemente, y es mi humilde opinión, no llega a la calidad que cabe de esperar de una banda de este calibre y a estas alturas, le pese a quien le pese (y a mí el primero por cierto). Como diría mi amigo NorbertX, no podemos esperar que a estas alturas de la película saquen por ejemplo un nuevo Violator u otro Music For The Masses pues los tiempos cambian tanto como los sentimientos y las vivencias de los componentes de la banda. Asimismo (y esto es algo que a muchos de esos talibanes les hace sacar el hacha de guerra de vez en cuando en los foros y redes sociales como si con ello fuesen a conseguir más “depechenivel” o algo así) la mano de Alan Wilder se echa mucho, muy mucho de menos, tanto que cuando le dio por hacer aquel remix del “In Chains” tras salir el Sounds Of The Universe, dicho remix sonaba más a Depeche Mode que la propia canción original. Pero no pasa nada, pueden seguir llamándonos lloricas a quienes sí reconocemos el buen hacer de Wilder a pesar de que en su momento sus propios compañeros no quisieron hacerlo. Este remix y la aparición de Alan al piano para acompañar a Martin Gore cantando “Somebody” en Londres nos daría alas para volar dentro de un sueño de reunificación del que a día de hoy, varios años después de aquel momento NO QUEREMOS DESPERTAR.


Además de Wilder, que no fue sino el mejor recambio que pudo haber para un Vince Clarke (que se fue tan pronto como vino), no podemos dejar de mencionar la mano de los productores e ingenieros de antaño, alguno de los cuales (como Daniel Miller que hizo brillar a DM durante su primera y más analógica etapa) parece contentarse desempeñando actualmente otro tipo de papel en los últimos lanzamientos de la banda. La ingeniería de Gareth Jones o la magia de Flood (que a pesar de preferir más la compañía de los U2 puso su maestría al servicio de los Depeche de principios de los 90 con un resultado absolutamente impecable) en la producción fueron de un valor inestimable para el todavía cuarteto inglés que poco tardaría en reducirse a trío (y demos gracias que no perdimos más por el camino).

  En el mundo de la música la evolución de un grupo siempre tendrá gente a favor y en contra para con su banda predilecta. Hoy en día muchos de los detractores iniciales del “Songs Of Faith And Devotion” (disco cenit y barroco que desconcertaría por su apuesta por un toque más espiritual a pachas con un sonido más rockero para sorpresa de propios y extraños) seguramente lo escuchen ahora con otros oídos, más aún teniendo en cuenta el pan que últimamente traen a casa los de Basildon, para quienes eso de evolucionar siempre se les dio muy bien o al menos hasta el Ultra (inclusive, pues a partir de éste la opinión de unos y otros comienza a variar).



¿Y cómo no mencionar a la hora de hablar de evolución ese punto de inflexión que sería tiempo atrás aquel Black Celebration?, ese disco mediante el cual “aquellos adolescentes que estaban creciendo bajo un mal Gobierno y cosas de esas” se convertirían por fin en hombres, capaces de salirse de la norma, apostar fuerte y ganar gracias a esa gran fusión de romanticismo y solemne oscuridad que fue esta prosecución del camino allanado con los temazos incluidos en un no menos agradecido Some Great Reward. Está claro que las cosas han cambiado mucho respecto de los mencionados discos, más aún de aquellos Speak & Spell, A Broken Frame y Construction Time Again.


Las palabras que más podrían honrar a Depeche Mode quizás fueran las de “progresión” e “inconformismo”, emprendiendo décadas atrás una búsqueda interminable por alcanzar un sonido único y propio pero evitando por todos los medios el anquilosamiento que ello suele conllevar. Pero esta búsqueda quizá llegó tiempo atrás a su fin y ni la banda ni sus devotos queremos verlo pues admitirlo sería casi como enterrar nuestra juventud de espíritu y dejarnos devorar todavía más por este “mundo lleno de nada”. Todos sabemos que aún queda bastante hasta que ese fatídico capítulo final se escriba pues el mundo interior en el cual Martin mina sus letras es basto e inconmensurable por no decir que a Gahan le queda todavía esqueleto que mover y dolor por compartir. Si a todo esto le sumamos el hecho de que los devotos continuarán a hierro, siguiendo a la banda, comprando sus discos (suenen mejor o peor que los de antes), se puede decir que hay DM para rato, más aún al pensar en que las filas depecheras crecen con el paso de los años gracias a la sangre de nuevas generaciones que viven con una intensidad parecida el legado viviente que sus padres y madres ya les vienen transmitiendo: la música de Depeche Mode y la profesión religiosa que ésta conlleva.


BONUS TRACK: BREVE RESUMEN DE LOS CONCIERTOS DE DM EN ESPAÑA (2017)
+ POR NORBERTX +


"¿Por qué número va?"… lo que podría ser el típico comentario que podemos realizar al llegar a cualquier charcutería de barrio, es el leitmotiv de los devotos más madrugadores en cualquiera de los dos conciertos que  Depeche Modeofreció en España dentro de su Global Spirit Tour. Costumbre anglosajona que consiste en ponerse un número o inscribirse en una lista por orden de llegada cuando se llega a la puertas del recinto en cuestión, con la finalidad de salvaguardar cierto orden en la cola (al menos entre los 100-150 primeros) y evitar sorpresas inesperadas de amigos, familiares y avispados “fan –turistas de última hora”.

Se dió el pistoletazo de salida en el Palau Sant Jordi el pasado 7 de Diciembre y continuó el día 16 en el antiguo Palacio de los Deportes ahora rebautizado como Winzik Center de Madrid , entre medias ofrecieron  3 conciertos en Italia.

Ambos conciertos contaron con el mismo set list de veinte temas, fueron bien diferenciados, en la ciudad condal tuvo un carácter sentimental, intimista y solemne, mientras que en la capital sobrevoló un aire electrizante y visceral, destacar que este era el último concierto antes del parón navideño y disfrutaron de casi tres días de descanso desde su anterior show en Bolonia, si bien es cierto que el mayor nexo común entre ambos fue la sensación de haber acudido a sendos conciertazos y es que independientemente de la aceptación o calidad general de sus últimas obras (de Spirit sólo sonaron “Going Backwards”, la monumental “Cover Me” y “Where´s The Revolution”), sus directos no defraudan y convencen allá por donde van, manteniendo una línea superior a la mayoría de sus coetáneos, ofreciendo ceremonias rítmicas donde la redención en comunión del grupo con sus fans es mágica, centrándose en temas de otros tiempos, mezcla de oscuridad y bacanal de éxitos ofreciendo dentro de las limitaciones horarias y de extenso repertorio lo mejor de sí mismos sin perder el alma, aunque nunca llueva a gusto de todos.



Conciertos de esencia clásica donde relucen las nuevas intros de “Everything Counts” y “Walking In My Shoes”, esta última rescatando el “Random Carpet Mix” realizado por Willian Orbit , uno de los más celebrados de aquel entrañable y cada vez más lejano 1993, la aplaudida y emotiva versión albúm de “Home” en detrimento de su versión acústica de las últimas giras que junto a  “It´s No Good”, “Barrel of a Gun”, “Useless” e “Insight” nos recordaban que Ultra cumplía veinte años. La melodramática y sosegada voz de Martin L Gore  aportando descanso y paz a un Dave Gahan que sigue manteniendo el peso de los directos, rubricando actuaciones soberbias y sugerentes con momentos estelares que nos devolvían unos DM más sintetizados para el disfrute de muchos en la imperecedera “World In My Eyes” o “Stripped”, cuyo tramo final es una apoteósica subida de temperatura con una mastodóntica “A Question Of Time” y subiendo a lo más alto con “Personal Jesus”, después todo se vuelve oscuro y frío convirtiéndose en la mejor plegaria para una vez más “Reach out and touch faith”.