Peliculas del recuerdo: 2017-11-12

Nunca digas nunca jamás(1983, Irvin Kershner) Never Say Never Again


Año 1983, el año de guerra de los Bond. Es en este año cuando se da un hito histórico cinematográficamente hablando y no es otro que el hecho de que en pantalla van a coincidir dos películas de la saga Bond, como eran “Octopussy”, protagonizada por el Bond ochentero Roger Moore y “Nunca digas nunca jamás”, protagonizada por el mejor Bond para quien esto escribe, como era Sir Sean Connery.

En realidad “Nunca digas nunca jamás”, debería haberse titulado “Warhead”, pero a Irvin Kischner, su productor, le hizo gracia la frase que Connery le había soltado dourante el rodaje en Marruecos de “El Hombre que pudo reinar” al serle propueso volver a retomar el papel del agente doble cero: “never again, never again”.



Este hecho de que coincidiesen dos filmes de la saga a la vez, radicaba en el hecho de que Kevin Mc Clory había litigado los derechos de “Thunderball” a Ian Fleming y al conseguirlos, buscaba la manera de hacer un remake de ella.

La trama parte del robo por parte de ESPECTRA, de dos cabezas nucleares, con lo que ante el rescate exigido por la organización, el MI6 decide reactivar el programa doble cero con el fin de desbaratar los planes de la organización.

La película en sí huele a nostalgia pura y dura desde el inicio, partiendo de que quien ejerce el rol principal, es el Bond más genuino, como es Sean Connery el cual además conduce el Bentley de las novelas de Ian Fleming.


Sin embargo pronto notamos carencias, desde la ausencia de una escena pre-créditos, la falta de la melodía original y un tema principal malo de solemnidad.

A pesar de contar con un reparto notable con un Max Von Sidow ejerciendo de Blofeld, un Klaus María Brandauer ejerciendo del villano de la función, Largo y unas Bárbara Carrera como villana y una jovencísima Kim Basinguer ejerciendo de chica Bond, la película se ve lastrada por unas escenas de acción que salvo las que tienen lugar en Niza con la moto y el R-5 y las escenas acuáticas, no son de las que suelen enganchar, es más ni siquiera las que ocurren cuerpo a cuerpo son dignas de la saga.


Eso sí Bandauer, da un notable como nota en su rol de villano, con ese tono tan cínico como despiadado, marca de los mejores villanos de la saga.

En general la película pierde atractivo para todos los fans de la saga desde el principio y quizás por ello el resultado en taquilla no fue el esperado y la batalla la ganó con diferencia “Octopussy”.


Ochentesidades:

La escena de sexo con Bond en el baco fue íntegramente rodada por Carrera y Connery  ya que ésta quería saber de primera mano lo que era estar con un doble cero, según cuenta la rumorología.

Fue la última vez que veríamos a “Spectre” hasta el estreno de la película del mismo título en 2015.

El jefe de especialistas era un jovencísimo Steven Seagal, el cual rompió una costilla a Connery durante la preparación de la escena con el gigantón del spa.

Este film fue el debut en el cine de un jovencísimo Rowan Atkinson, que se haría mundialmente famosos por su papel como “Mr Bean.”

Carrera consiguió una nominación a los Globos de Oro como mejor actriz secundaria, más que merecida la verdad.

Fue la última vez que veríamos a Connery sin barba en una película y su segundo regreso a la saga tras la vuelta en “Diamantes para la Eternidad”.

Nota: 5,5.

Lo mejor: Volver a ver a Connery como 007, una Carrera descomunal y una Kim Basinguer que empezaba a despuntar.

Lo peor: No se respira el espíritu 007 desde el inicio y eso lastra la película

JOSE MARÍA MOLANO


TOM SAVINI: Rey del maquillaje de terror ochentero


Hoy mi artículo gira en torno a la figura de un currante del cine al cual admiro profundamente. No es otro que el gran Thomas Vincent Savini. Nacido el 3 de noviembre de 1946 en Pittsburgh (Estados Unidos). Se le conoce con el apodo de Duck Slayer (más adelante hablaré del porqué de ese apodo). Este buen hombre se ha desenvuelto en el mundo cinematográfico en las labores de Maquillaje, efectos especiales, actor, director y fotógrafo.

Se dio a conocer por sus trabajos con George A. Romero y por su participación en Viernes 13. Hace tiempo que se retiró del mundo del maquillaje y los efectos especiales, pero no se ha jubilado cinematográficamente. El continúa como Productor, director y actor.


Antes de trepar hasta el olimpo de los reyes del maquillaje de fantasía y terror y participar y colaborar en los inicios de las películas del género gore o splatter, Tom fue un joven inquieto con una vocación muy temprana. Según cuenta el mismo en uno de sus magníficos libros: “Mi interés por el maquillaje comenzó cuando tenía doce años, en el cine de mi barrio en Pittsburgh. Vi la película El Hombre de las Mil Caras, protagonizada por James Cagney….

Mi vida cambió de dirección aquel día. No me basta con decir que la película precipitó mi interés en el maquillaje; algo más sucedió. Mi conciencia se abrió. Aquello me enloqueció. Allí estaba yo, un chaval de doce años de Little Italy de un barrio relativamente pobre, observando a un hombre transformado en mucha gente diferente y guiando numerosas vidas a través del maquillaje y las películas. Aquello era lo mío”.

Pidió consejo a un primo suyo sobre que usaban los actores para pegarse barbas y bigotes. Él entendió mal y confundió un pegamento que usaban en teatro que se llamaba spirit gum con un chicle de menta que se llamaba spearmint gum. Y se presentó ante su querida madre con la cara recubierta de pelo y chicle para recrear a su primer licántropo mutante. Menudo primer paso dio el niño, y hasta donde llegó con el paso de los años y la persistencia por conseguir un sueño de infancia.

Como es muy perfeccionista, no quedó nada satisfecho con su “primer trabajo” y raudo se presentó en la biblioteca local para pedir prestado un libro. Ese libro no fue otro que “Stage Make-up”. Tras leerlo y con los consejos de su hermano, se dirigió a una costurería del lugar para comprar todo tipo de material de maquillaje. Compró tanto que podía haber maquillado a todo su barrio.

Mientras los demás niños de su edad, como era lógico y normal, pasaban el día en la calle jugando a todo tipo de juegos, como beísbol y demás, el joven Tom se pasaba las tardes delante del espejo, y ¿qué hacía?, ¿contemplarse?, no, para nada. Se compró unas revistas llamadas Famous Monsters of Filmland, y a lo que se dedicaba era a copiar y reproducir los monstruos que allí contemplaba. A veces embaucaba a sus amigos para que hicieran de conejillos de indias.

Pasó un  tiempo, y por allí pasó una pequeña y modesta feria ambulante que actuaban en el teatro local. Se llamaba Monstruos de Hollywood. Se mostraba a dos actores caracterizados como el Hombre Lobo y el Monstruo de Frankenstein. Había un tercer personaje, Drácula, el cual era seleccionado entre el público presente, que iban maquillados para tal ocasión. Y, como bien estáis pensando, fue Tom Savini el joven elegido. Gustó tanto que los de la compañía decidieron llevarle al resto de representaciones de la zona de Pittsburgh. Lo mejor de todo fue el sueldo, que no fue otro que grandes cantidades de Batido de Chocolate. Evidentemente los preferidos por Tom.

Pasaron los años y Tom Savini tuvo que ir a la guerra del Vietnam como fotógrafo. Esta dura experiencia acabó por servirle de inspiración para sus trabajos futuros dentro del cine de Terror. Según palabras del propio Tom: “Vietnam fue para mí una lección de anatomía. Desde Entonces, sé que he conseguido realizar un buen trabajo cuando lo que he hecho me transmite la misma sensación que las cosas que vi allí. En 1970, Tom estaba de guardia, observó que en la jungla se encendió una bengala, Savini, sin pensarlo dos veces, se puso a disparar su arma en dirección de la bengala sin informar a ningún superior. Los demás compañeros que estaban cerca también comenzaron a disparar hasta que salió un pato completamente ileso de entre las plantas. Tras este acto, Tom fue retirado de su puesto de guardia inmediatamente. Esa misma noche sufrieron un ataque el que resultaron muertos varios compañeros. Desde ese día es cuando surgió su apodo de DUCK SLAYER. (Dicen las malas lenguas que desde entonces no ha vuelto a comer pato nunca más).

Tras su paso por Vietnam, empezó su carrera en el cine. Su debut fue como actor en la película Crimen en la noche (Dead of Night) de 1972. Posteriormente comenzó una amistad y una colaboración de muchos años con el gran George A. Romero. Su primer trabajo con Romero fue en Martin (1976). Pero el trabajo en común más conocido por los amantes del terror y los fans de Savini es en Zombi( el amanecer de los muertos) en 1978. Uno de los platos fuertes y más recordados en dicha película no es otro que el estallido de una cabeza de un zombi. Tom Savini realizó este efecto usando una prótesis de yeso recubierta con latex. Dentro metió trece preservativos rellenos de sangre artificial y una extraña mezcla de manzana y maíz tostado para que pareciera masa cerebral.




Después de ese trabajo con Romero intervino en una cinta dedicada a los efectos especiales titulada Effects (1978). Su siguiente trabajo lo realizó en una película de muy bajo presupuesto, pero que con el paso de los años se ha convertido en una obra de culto, Maniac (1980). En Maniac realizó uno de sus trabajos más exitosos y recordados, se trataba de que el asesino separaba  el cuero cabelludo de sus víctimas con un cuchillo. Para este efecto realizó un falso cuero cabelludo con látex y puso vaselina en la herida, todo esto encima del cuero cabelludo auténtico de la actriz. Debajo de una peluca se ocultaron infinidad de tubos que contenían sangre artificial. La imagen del cuchillo descabellando a sus víctimas es digna de admirar.

También en 1980 trabajó en los efectos de El Despertar (The Awakening). También en ese glorioso año comenzó una de las series de películas sangrientas que más se recuerdan, Viernes 13, dónde no sólo realizó su trabajo de maquillador, también hizo de doble para alguna escena.


Entre 1980 y 1981 encadenó tres trabajos como maquillador en The burning (1980), Prowler (1981) y Los Ojos de un Extraño (1981). También continuó con su labor de actor en la película Los Caballeros de la Moto (Knightrider) en 1981.

Tras rodar con Steve Miner la segunda entrega de Viernes 13 en 1981, fue contratado para uno de sus trabajos más creativos para la película Creepshow (1982). Su trabajo más reconocido en esta película no es otro que el monstruo de La Caja.


En los años posteriores se dedicó a los efectos en y maquillaje en varias películas como  Los amantes de María (1984), Viernes 13 último capítulo (1984), Invasión USA (1985), El Día de los Muertos (1985), La Matanza de Texas II (1986), Creepshow 2 (1987),  Atracción Diabólica (1988), Red Scorpion (1989) y muchas más.

Ahora hablaré de su trabajo como director. Comenzó en 1990. Tom fue llamado Por George A. Romero, él creía que era para realizar efectos o como maquillador para una nueva versión de La Noche de los Muertos Vivientes, pero en verdad, lo que le pidió Romero es que la dirigiera.  Realizó un buen trabajo con la nueva versión en color y profundizó bastante en el tema del maquillaje.

También es digno de mencionar su amistad y colaboración con Greg Nicotero. Que no es otro que el encargado de los efectos y maquillaje de la exitosa serie The Walking Dead. Se conocieron en el rodaje de la película El Día de los Muertos. Ambos amigos aparecen en la película Abierto Hasta el amanecer. Greg, además de trabajar en la peli como maquillador tiene un cameo y coincide con Tom. En una escena Tom encarna a Sex Machine, y éste le birla una cerveza a Greg. Greg le saca una navaja y Sex Machine (Tom) le enseña en su entrepierna una pistola con forma de pene…




Tom cuenta con gracia una anécdota en el rodaje de Abierto hasta el Amanecer: “Me pasé tres días viendo bailar a Salma Hayek. Al final ella nos llamó la atención diciéndonos que dejásemos de mirarle el culo. Entonces yo le contesté; ¿y qué quieres que haga? ¡me pagan justamente para esto!”.

En 1992 se volvió a reunir con otro viejo amigo del mundillo que no era otro que Dario Argento y realizaron Trauma, una extraña y original película llena de decapitaciones.

Acabó su carrera en Carolina del Norte con una adaptación para el teatro de la obra Drácula, la cual estaba plagada de efectos, como no.





Hace algún tiempo que vive retirado de la primera línea de los efectos. Ahora se dedica más a dar charlas e incluso en su página enseña sus trucos en una particular FX School.

A título personal, si me lo permitís, es el más grande en su campo y siempre lo será. Creó escuela y sus trabajos me han hecho amar aún más el género de terror con sus escenas repletas de efectos y maquillajes, y como no, SANGRE… Un maestro del maquillaje manual. Pues nada más, este es el gran Tom Savini. Espero que vosotros, amantes del terror y del cine de los 80, hayáis disfrutado de este repaso al maestro Savini.

Para acabar o pongo sus trabajos como actor:

Hacemos Una Porno (Jenkins).

Abierto Hasta el Amanecer (Sex Machine)

El Amanecer de los Muertos (Sheriff del condado)

Creepshow (Basurero)

Creepshow 2 (The Creep)

Jóvenes Ocultos 2 (David Van Etten)

Las Ventajas de ser un Marginado (Sr. Callahan)

Los Caballeros de la Moto (Morgan)

Los Simpson temp12. (El mismo)

Machete y Machete Kills (Osiris Ampanpour)

Maniac (Ligón de coche)

Martin ( Arthur)

Planet Terror (Agente Tolo)

Policía de Acero (Roland)

Ted Bundy (Detective de Salt Lake City)

Zombi (Blades).






Benjamín Carretero Montes.

Entre pillos anda el juego (1983, John Landis) Trading Places


Si perdiera el empleo, su hogar, su prometida y sus amistades, y cayera en desgracia y fuera detenido por la policía y lo metieran en la cárcel.
Sí, como delincuente se encontraría como pez en el agua.

Los ricos hermanos Duke, Randolph (Ralph Bellamy) y Mortimer (Don Ameche), sostienen diferentes teorías acerca de la condición humana. Randolph cree que la posición social de las personas depende del ambiente en el que se hayan desarrollado,  Mortimer piensa que simplemente es cuestión de genética. Para resolver esta discusión filosófica deciden poner en práctica un experimento: hundirán en la miseria a Louis Winthorphe (Dan Aykroyd), uno de sus más fieles empleados, y lo reemplazarán por Billy Ray Valentine (Eddie Murphy), un estafador de poca monta ...


Hubo una década en la que John Landis firmó películas del calibre de Blues Brothers (1980), Un hombre lobo americano en Londres (1981) o El príncipe de Zamunda (1988). Entre pillos anda el juego - fiel traducción del original Trading Places (Lugares de comercio) - es , sin duda, comparable por su grandeza a estas. Resultó, además, un éxito en taquilla recaudando más de 90 millones de dólares con un presupuesto de 15.Y es que nos encontramos ante una gran comedia  que además rebosa crítica social, lo cual la hace aún más interesante...

Lo primero que hay que señalar es que puede considerarse una versión de la novela El príncipe y el mendigo (1881) de Mark Twain. También está inspirada en otro relato de Twain llamado El billete del millón de libras - que fue adaptado en 1954 al cine como El millonario (Ronald Neame) - y en la ópera de Mozart Las bodas de Figaro (cuya música es empleada por Elmer Berstein como un recurso narrativo). El guión fue obra de Timothy Harris y Herschel Weingrod quienes también escribieron juntos Los gemelos golpean dos veces, Poli de guardería y Space Jam.



El productor es el activista político Aaron Russo, dato muy significativo ya que nos encontramos con la primera película- cuatro años antes de Wall Street (1987, Oliver Stone) - que pone el dedo en la llaga en la Bolsa de valores desvelando situaciones como la especulación y el acceso a información "secreta" con que cuentan algunos privilegiados.
Pero no sólo la bolsa, sino el racismo, los prejuicios sociales o el eterno debate filosófico ambiente/herencia genética saldrán a la palestra en Entre pillos anda el juego. 
En este aspecto quedan bien clara la postura de los guionistas al dibujar a los ricos como unos egoístas despreciables (los hermanos Duke, el estirado Louis y su pareja y amigos) mientras que los pobres y marginales son mostrados como gente auténtica y de buen corazón. 



Landis firma una comedia de corte clásico, con alguna situación delirante como la del tren (guiño incluido a su debut El monstruo de las bananas), que mantiene un tono general comedido, muy alejado de Blues Brothers (1980) o Desmadre a la americana (1978), pero que da como resultando un conjunto muy divertido y que conjuga a la perfección entretenimiento con un rico contenido. 
En este aspecto hay que destacar las actuaciones de todos los actores principales, sencillamente brillantes en sus interpretaciones. Los hermanos Duke (Bellamy y Ameche) no pueden resultar más repulsivos, Eddie Murphy está monumental, Aykroyd logra trasladar al espectador desde el asco que produce al principio a la compasión final, Denholm Elliott (nuestro Marcus Brody de Indiana Jones y la última Cruzada) lo borda como el mayordomo Coleman y Jami Lee Curtis rebosa sensualidad y simpatía como la prostituta Ophelia (que no deja de recordarme a "Irma, la dulce" de Billy Wilder). Al respecto señalar que tanto Curtis como Elliot ganaron sendos premios a mejor actriz y actor de reparto en los 37 British Academy Film Awards.




Algunos cameos son los de Frank Oz (policía corrupto) y James Belushi. Bellamy y Ameche harían lo propio repitiendo rol de empobrecidos hermanos Duke en El príncipe de Zamunda (1988, John Landis)

Una de las mejores comedias de los ochenta. Indispensable.

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA



Galáctica, estrella de combate (Glen A. Larson, 1978), Battlestar Galactica



Ochenters, vamos con uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción de todos los tiempos: “Galáctica, estrella de combate”, la película-serie-franquicia creada por el reputado productor  Glen A. Larson y protagonizada en 1978 por Lorne Greene, Richard Hatch y Dirk Benedict. Hasta el estreno de “Galáctica” en la ABC en el 78, la serie del género más cara de la historia había sido la italobritánica “Espacio 1999” de 1976, pero el sueño galáctico de Larson la superó con creces (solo el episodio piloto de tres horas de duración costó ocho millones de dólares, una fortuna para la época).

EL ARGUMENTO Y LOS PERSONAJES
Una desalmada raza de robots llamados Cylones aprovecha un acuerdo de paz para atacar y destruir las doce colonias planetarias habitadas por seres humanos, a los que pillan desprevenidos. Los supervivientes tienen que escapar en transportes improvisados en torno a la única nave de combate que queda, la “Galáctica”. Su objetivo, aparte de escapar del imperio Cylon, es atravesar el espacio en busca de una decimotercera colonia de la que hablan sus leyendas: “Un brillante planeta llamado Tierra”.
Aunque los personajes, naves y planetas tienes nombres con reminiscencias griegas como Atenea, Casiopea, Apolo, Pegasus, la estética hace referencia también a la civilización egipcia, por ejemplo en los cascos de piloto o en el tercer episodio “Saga de un mundo estelar parte III”, en el que visitan un planeta con iconografía egipcia y que tiene partes rodadas en monumentos del país del Nilo.
También se ha apuntado que la historia podría tener inspiración bíblica dada la condición de mormón de Larson, en concreto en el Arca de Noe, y que la serie pudo llamarse en un principio “Adam´s Ark” (luego ese Adam, quedó en Adama, el protagonista interpretado por Lorne Greene).

En cuanto a los personajes, ya hemos mencionado al máximo protagonista, el veterano Lorne Greene, que venía de ser el patriarca de “Bonanza” y que aquí tiene un papel similar, aunque esta vez como comandante militar de la “Galáctica” y jefe de la improvisada flota de naves en fuga. Junto a él en la tripulación, sus dos hijos Apolo y Atenea (Richard Hatch y Maren Jensen), y el piloto Starbuck (un sinvergüenza de buen corazón, que interpreta Dirk Benedick, y que se debate entre dos amores, Atenea y Cassiopea, Laurette Spang ). Junto a ellos un gran elenco de jóvenes y veteranos entre los que destaca la presencia de Jane Seymour, que no quiso involucrarse en la serie completa y sólo participó en el piloto, dejando al personaje de Apolo sin su interés amoroso (luego en la serie se introduciría en ese rol a la piloto Sheba, la actriz Anne Lockhart). Mencionemos también al villano de la serie, el traidor Valtar, un magnífico John Colicos, y al niño Boxey (Noah Hathaway), que pierde a su perro en la batalla y le hacen uno robótico al que también llama Muffit.

LA PELÍCULA, LA SERIE y EL PLEITO CON STAR WARS
“Gálactica” fue proyectada inicialmente como serie por Glen A. Larson, pero con el terremoto que supuso el inesperado éxito de “La guerra de las galaxias” en 1977 y aprovechando que se había grabado con el novedoso sistema de sonido “sensorround” también fue llevada al cine para aprovechar el tirón espacial que había abierto George Lucas. Para ello se aprovechó todo lo rodado para el episodio piloto que en televisión se dividía en tres capítulos y en el que se volcaban la mayor parte de los efectos visuales que luego se reciclarían para el resto de la serie (algo muy habitual entonces). Se redujo a dos horas y Universal lo estrenó en Europa, Canadá y Japón antes de su estreno televisivo en esos lugares, y también en parte para compensarse por su elevado coste.
Inmediatamente, 20th Century Fox demandó a Universal por plagio (hay que reconocer que las similitudes son evidentes con “la guerra de las galaxias”), ambas se enzarzaron en un “si yo te copié a ti, tu copiaste a Buck Rogers o a Flash Gordon”,  y ante la perspectiva de un pleito interminable, tras un año, ambas partes desistieron y la cosa quedó en tablas.


UNA SOLA TEMPORADA
Pese a cómo iba de lanzada, la serie se quedó en una sola temporada de 24 capítulos en los que el protagonismo recae sobre todo en el trio masculino protagonista, con el toque familiar que da la presencia paternal de Adama. La nobleza de Apolo, y la frescura y el humor fácil de Starbuck, siempre con su puro medio apagado en la boca. Otros personajes cobran protagonismo en determinados capítulos, como Atenea en el incendio o Casiopea en el del aterrizaje en paracaídas, en el que los protagonistas, ellos y ellas, lucen un sugerente modelo de cuero ajustado. Hay otros capítulos con una visión trascendente e incluso uno de ellos con referencia a la Guerra Fría, tan de actualidad en la época, en el que la Galáctica debe mediar en un conflicto entre dos planetas que intentan arrasarse mutuamente con una lluvia de misiles nucleares.
Aunque en general los argumentos de los capítulos son simples y lineales, no  podemos dejar de mencionar el cuidado diseño de producción: los trajes, las armas, los cazas de combate, los famosos Vipers, y por supuesto la colosal estrella de combate Galáctica. Quizás los míticos cylones son algo toscos al ser actores grandes embutidos en corazas de metal plateado que apenas les permitían moverse.
Tras su cancelación, la serie tuvo una secuela de bajo presupuesto y muy floja conocida como “Galáctica 1980” de diez capítulos que pasó sin pena ni gloria.



CONCLUSION
A día de hoy, “Galáctica” se ha convertido en todo un clásico de la ciencia ficción televisiva y ha tenido su versión renovada en 2004 y un spin offposterior llamado “Caprika”, además de todo un universo de telefilmes, novelas (algunas escritas por el propio Richard Hatch), juegos o merchandising.

Por Víctor Sánchez González




JUEGO CINE DE LOS 80


Queridos seguidores del blogg , de la página de Facebook y del grupo, aquí os dejamos un enlace Mega de un juego muy entretenido sobre contenido ochentero. Se trata de adivinar series, dibujos, personajes y sintonías. Yo ya lo he probado y es adictivo y está genial. Está pensado, ideado y desarrollado por nuestro experto en video juegos Borja. Es un crack, ya veréis como os encanta. Un saludo a todos, el enlace es:



Benjamín Carretero Montes.

Rambo II (1985, George Pan Cosmatos) First Blood II

"¿Qué es eso?" y John responde: "Un arco, no hace ruido"
Bienvenidos a RAMBO II , la vuelta de un icono de los ochenta, el action-man petado de testosterona, el azote del Vietcong y los ruskis, sí el gran John Rambo, encarnado por el pétreo e hipertrofiado Silvester Stallone
Ah, que tiempos aquellos en los que uno podía ir al cine sin limitaciones, porque queridos y queridas, la película de la que os voy a hablar, un servidor la vio en el cine de su pueblo, a la tierna edad de ocho añitos y con mi padre y aquellas imágenes de aquel pecho palomo, lleno de venas y marcando músculo, marcaron tanto mi infancia, que en cierto modo, parte de mi vida deportiva se la debo a tipos como Sly o Schwarzenegger y por supuesto no salí pegando tiros, como nos hacen creer ahora, que si llevas al crío de cinco años a ver Fast and Furious te miran raro...en fin que como los ochenta nada de nada.
Pero bueno que me voy de baretas y no entro a lo que iinteresa, el análisis de esta joya, sí, joya esencial del más puro cine de acción de los ochenta.
Dirigida por George P. Cosmatos responsable de otra de las icónicas películas de Stallone como fue Cobra, el director italiano contó con la colaboración del propio Sly y de ojo, James Cameron quien según él mismo confesó, sólo había escrito la parte referida a las escenas de acción, mientras que Sly se había centrado en la trama política a la hora de elaborar el guión de esta secuela de Acorralado-First Blood y que va a dejar de lado todos los problemas psicológicos que arreciaban a Rambo en la primera parte y que aquí se centran principalmente en las escenas de acción, la cual se centra en la nueva misión que el coronel Trautman (Richard Crenna) endosa a nuestro patriota héroe, en busca de soldados norteamericanos que aún continúan retenidos en campos de concentración vietnamitas.
Desde el inicio, con esa melodía inconfundible, orquestada por el magnífico compositor Jerry Goldsmith que ya te mete en el meollo, pasando por las secuencias iniciales en el campo de trabajos forzados donde ha sido destinado a purgar sus males Rambo, la película es un compendio de estilo del cine de acción más ochentero donde, incluso, se puede visionar todo el film, sin apenas escuchar diálogo alguno ( la verdad es que Sly habla más bien poco en este film) y sin perder un ápice de disfrute con ella.

 La trama se desarrolla en medio de la jungla, donde el equipo de rodaje tuvo que soportar temperaturas diarias de más de cuarenta grados con una tremenda humedad y donde además tuvieron que lidiar con serpientes, arañas y demás fauna local que supusieron una dificultad extra a un ya de por sí complejo rodaje en el que además por desgracia hubo que lamentar la muerte del especialista Cliff Wenger Jr a quien está dedicado el film. A pesar de estos contratiempos la película fue nominada al Oscar a los mejores efectos de sonido (basta oir el sonido de la punta explosiva cuando Rambo la introduce en la flecha, como un claro ejemplo de ello).
La película es una queja, crítica a la administración Reagan, por la política tomada en cuanto a los soldados norteamericanos que aún permanecían en campos de concentración vietnamitas aquellos años (unos 2500 en 1985) y aún así para el ex presidente americano, esta era una de sus películas favoritas. Además metían de nuevo a los rusos como enemigos acérrimos del capitalismo americano, encarnados en este caso por la figura del coronel Podovsky (soberbio Steven Berkoff en vez del inicialmente previsto Dolph Lundgren) convertido en un sádico capaz de todo con tal de llegar a su objetivo. Esa escena en la que Sly está atado al somier y lo está electrocutando es una clara muestra de su sadismo, amén de convertirse en una de las imágenes icónicas de la saga, donde se nos muestran los músculos en tensión de Rambo con todo lujo de detalles., músculos desarrollados por un entrenamiento de cuatro horas diarias durante ocho meses a los que nuestro melenudo protagonista tuvo que ser sometido por parte de los SEAL.
Acción, hay acción por un tubo y en la retina de nuestras córneas quedan imágenes como aquella en la que camuflado con barro, Rambo asesina fríamente a un soldado ruso, o aquella en la que de un certero flechazo (explosivo) acaba con Tay (George Cheung) en venganza por la muerte de su amada Co (Julia Nickson) que por cierto debutaba como actriz en este film.
Aparte de la escena del somier, si hay una que me encantó ya desde guaje cuando la ví, es aquella al final de la película en la que John hace creer al coronel ruso que el helicóptero en el que lleva a los soldados norteamericanos ha sido abatido y él está malherido y justo en el momento en el que el helicóptero ruso se pone a su altura, súbitamente despierta y lanza una flecha explosiva contra el ruso, de manera que hace explotar el helicóptero soviético. Eso sí, me tienen que explicar como es que se tarda menos en disparar una flecha que en apretar un simple botón de disparo...magia del cine.
Como veis no he hablado casi de los secundarios, porque son sólo eso secundarios, apenas aportan a la trama, si bien el personaje de Charles Napier (Murdock) es el prototipo de burócrata hijo de su madre que se las hace pasar canutas, es decir traicionándole, a nuestro héroe y en cierto modo sea el detonante, otro, de la furia de John.
Richard Crenna ( Trautman), es una mera marioneta en manos de Murdock, atado de pies y manos, impotente ante la situación a la que está siendo sometido su amigo. Y por último hay que destacar en el reparto al señor Cobra Kan de Karate Kid, Martin Kove, ejerciendo un rol casi testimonial en el film.
Conclusión:
Imprescindible en cualquier videoteca de acción ochentera y de obligado visionado al menos una vez al año.
Nota Cine de los 80: 7.5/10

José María Molano