Peliculas del recuerdo: 2016-05-29

El chico de oro (1986, Michael Ritchie) The Golden Child


Chandler Jarred, un detective especializado en la búsqueda de niños desaparecidos, es requerido para encontrar a un niño muy especial, "El chico de Oro", un niño nacido cada mil años para evitar que el mal se apodere del mundo. Chandler es "El elegido", el hombre predestinado según la profecía del oráculo de Neuchung para liberar a "El chico de oro" de las garras de Sardo Numspa - un demonio enviado por Satanás para acabar con el niño e instaurar el infierno sobre la tierra -. Para ello, Jarred estará acompañado de Kee Nang, una bella mujer que le desvelará la verdadera naturaleza del problema al que se enfrentan.

 

Un caso perfecto de como, en los ochenta, lo fantástico desbordó sus ya de por sí difusos límites e inundó multitud de películas. Sí, una de las características de esta década no sólo es la gran cantidad de producciones del género fantástico, sino la incursión de éste, en su más amplia acepción, en todo tipo de temáticas que perfectamente podrían serle ajenas. Sin embargo, encontramos ejemplos por todas partes: aventuras juveniles como "Una pandilla alucinante" o "El secreto de Joe",  películas de acción como "Los inmortales", románticas como "Sueños eléctricos" (1984) ... Por no decir trilogías como "Regreso al futuro" o "Indiana Jones"; películas , todas ellas, que se vieron en mayor o menor medida contagiadas por la temática fantástica. Así, El chico de oro, no sólo es una película de acción, humor y aventura, sino que la eterna lucha de las fuerzas del bien y el mal, copa muchos de sus fotogramas. Puede también considerarse como ejemplo de la "fiebre oriental" que se puso de moda con esa ingente cantidad de películas de artes marciales - con "Karate Kid" a la cabeza - que nos bombardeaban desde las estanterías del videoclub o la pantalla grande. Por esa mezcla de humor, acción, aventura y fantasía tamizada por la imaginería oriental  no queda más remedio que relacionarla con esa maravilla de lo friqui llamada "Golpe en la pequeña china" (1986), estrenada además el mismo año y que, a pesar de que hoy día, quizás reciba mejor consideración, en el año de sus estreno fue barrida en la taquilla por la película que nos ocupa.


El chico de oro es una película sumamente entretenida y puramente divertida en la que la acción transcurre veloz de forma que apenas quede tiempo para reflexionar sobre lo descabellado de algunas de sus situaciones (o de su propuesta). En esto ayuda la ágil dirección de un veterano todoterreno como Michael Ritchie, quien  ha tocado desde la serie televisiva pasando por el drama , la comedia, la acción o el eclecticismo que nos ocupa. Entre algunas de sus películas más conocidas se encuentran la comedia "Fletch , el camaleón" (1985) protagonizada por Chavy Chase o "La isla" (1980), una adaptación de la novela homónima de Peter Blenchy con Michael Cane. Otra baza a su favor - junto con la exótica belleza de Charlotte Lewis (Kee Nang, la compañera de Jarred) -  es la presencia imponente del malo malísimo, Sardo Numspa - encarnado por Charles Dance, ahora superconocido por su papel de Tywin Lannister en la serie  "Juego de Tronos"- todo un demonio, enviado por el mismísimo Satanás para matar al Chico de oro e instaurar su maléfico reinado sobre la tierra .  Por si esto fuera poco, el amigo Eddie Murphy no nos dará tregua a base de muecas y los habituales chascarrillos que lo hicieron tan popular, siendo algunas frases francamente divertidas como la de la cuchilla y el  "Kleenex" o la del aeropuerto con su "hermano Numsi",  y otras sencillamente antológicas como la del cuchilo. En cuanto a los efectos especiales, apartado fundamental tratándose de una película fantástica, son aceptables, destacando las escenas de la lata de refresco y la de la lucha contra el demonio - en las que se emplea la técnica "Stop motion" -

Yo, yoyo, yoyoyo yo quieeerrrooo el cuhiiiilloooo. Por faaavoorrrr ...
 Así que ya sabéis queridos lectores. Preparaos para pelear con una banda de moteros, conocer a gente y a seres fuera de lo común, vivir el amor de Chandler Jarred y Kee Nang, viajar al enigmático Tibet para recuperar un cuchillo de otro mundo y enfrentaros a hordas maléficas. Pero no temáis, este viaje no lo haréis solos, disfrutaréis de buenísima compañía y, por supuesto,  mucha diversión. Todo de la mano de "El chico de oro".

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA

 
¡Mi hermano Numsi me ha perdonado!
 Ficha técnica y artística

TRAILER


Escena "Yo quiero el cuchillo"



Muertos y enterrados (1981, Gary Sherman) Dead and Buried


Dan Gillis, el sherif del pueblo costero Potter´s Bluff, investiga una sucesión de asesinatos a cada cual más bizarro que comparten denominador común: todas las víctimas son forasteras.

 ¡Qué desperdicio! Pensaba según avanzaba “Muertos y enterrados”. Pero, ¡qué despropósito! Concluían mis pensamientos según se resolvía hasta dar con un final completamente irrisorio. Y es que si bien el inicio es prometedor, la cosa va perdiendo fuelle hasta quedar como un globo pinchado. ¿La culpa? Un guión que si hubiese recibido un tratamiento de comedia negra – de hecho esa fue la intención original – hubiese dado un resultado meritorio, pero que al intentar ser una película de terror al uso decir que da vergüenza ajena es poco.

La cosa, como ya he dicho, comienza bastante bien, con una historia que atrapa con su suspense y que con una sucia ambientación (como sucia es la fotografía) potencia el elemento bizarro cristalizando en una gran atmósfera. Además, el aire retro setentero le da un toque todavía más macabro. Y es que la trama de unos vecinos que se cargan a todo osado visitante con la consecuente investigación policial para clarificar tan horrendos crímenes, no puede menos que clavar al espectador en su butaca e inocular a éste con el intríngulis necesario para no moverse hasta desvelar el quid de la cuestión. Pero no, lo prometedor da paso a lo chabacano y lo intrigante al desinterés por una historia que ya te da igual como termine y de la que lo único que esperas es que finalice como ha transcurrido; con más pena que gloria.


Es una pena porque el tema, a priori, ofrecía muchas posibilidades, y el final podía haber sido antológico; del estilo de – esta sí película de culto – “El hombre de mimbre” (1973). Pero Gary Sherman (Poltergeist III) desaprovecha completamente lo que la historia podía haber dado de sí y es a partir de su mitad cuando el desfase es brutal y el resultado delirante. Son demasiados los peros que hay que pasar por alto en su desarrollo, demasiadas lagunas argumentales y demasiada la voluntad para hacer creíble muchas de las secuencias (y esto lo digo aceptando de lleno su planteamiento de película de terror “sobrenatural”, no criticándolo). La credibilidad, en definitiva, es nula; zombis asesinos que aparecen de la nada, transiciones físicas hacia la decrepitud sin progresión, crímenes chapuceros (el del hospital es absurdo a más no poder por su resolución ), arbitrariedad en cuanto al uso de las normas que caracterizan a los muertos vivientes, tramposa hasta la extenuación en las relaciones de sus protagonistas… Poco más puedo decir sin desvelar al lector el núcleo de la historia.

La verdad que no me explico por qué esta película es considerada “de culto” (tanto en su clasificación por género en webs especializadas como por algunos de los comentarios que se leer por la red). La fantasía, dentro de su propia concepción, tiene unas normas que no pueden (no deben) saltarse a la torera, y si se hace – si no se trata de una parodia – restará muchos puntos en cuanto al resultado de la obra.  Y , en efecto, así sucede en “Muertos y enterrados”, pese a sus buenos momentos (que también los tiene) decepciona para convertirse en un quiero y no puedo.

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA


TRAILER