Peliculas del recuerdo: 2016-09-04

Star Trek II: La ira de Khan (1982, Nicholas Meyer) Star Trek: The Wrath of Khan


La última oportunidad para la Enterprise

Si Star Trek celebra su 50º Aniversario con un nuevo film estrenado recientemente y una nueva serie en producción lista para estrenarse en unos meses, se lo debemos en buena manera a Star Trek II. Para comprender este hecho, hemos de resumir brevemente los antecedentes acaecidos años antes.

Tras el éxito abrumador de Star Wars en 1977, Paramount Pictures, dueña de los derechos de Star Trek, decidió sacar del ostracismo a Kirk, Spock y compañía invirtiendo un presupuesto sin precedentes con el fin de obtener un éxito parecido al de la saga de George Lucas. Para ello no se escatimó en medios, y se contrató a un director de renombre como Robert Wise (West Side Story, Sonrisas y Lágrimas, Ultimátum a la Tierra, el Yangtsé en llamas...) para dirigir la película, a Jerry Goldsmith para componer su magnífica banda sonora, Douglas Trumbull a cargo de los efectos visuales, Gene Roddenberry (creador de la serie) como guionista y productor, Isaac Asimov colaborando en el guión, decorados espectaculares, un vestuario tremendamente variado, etc... La dificultad de la producción disparó el presupuesto hasta los 45 millones de dolares, y pese a que en taquilla alcanzó los 82 millones de recaudación en Estados Unidos, no fueron las cifras esperadas por Paramount para una producción de semejante inversión. Y lo cierto es que la película tiene una impecable factura, la historia es interesante, está bien dirigida... ¿Entonces?, ¿Donde está el problema?, el problema es que para el espectador en general resultó muy aburrida. Fue una película más cercana a “2001” de Kubrick que a la esencia de la serie original de los sesenta.


Por ello, gran parte de los directivos de Paramount no querían oír hablar de una posible secuela, sin embargo, Charles Bluhdorn, presidente de Gulf+Western, gran fan de la serie a su vez, se reunió con el presidente de Paramount, Michael Eisner, para proponer una segunda parte. Llegaron a un acuerdo y contrataron a Harve Bennett (responsable absoluto de resucitar la saga) como nuevo productor, apartaron a Gene Roddenberry del proyecto relegándolo a un simple cargo de renombre con gran sueldo pero nulo poder ejecutivo, y sobre todo y por encima de todo, redujeron el presupuesto a unos míseros 11 millones de dolares.  

Producción imposible

Harve Bennett tenía fama de ser un productor controlador y experto en ahorrar cada centavo de cualquier producción. Sin embargo, pasar de un presupuesto de 45 millones a unos paupérrimos 11 requería tremendos quebraderos de cabeza.
El primer problema a solucionar era crear un guión dinámico y que resultase económico. Se recurrió a varios guionistas, algunos de ellos procedentes de las serie original, sin éxito; ideas interesantes pero sin concretar un guión que entusiasmase a los directivos de Paramount.

A su vez, Bennett se enfrentaba a más retos, uno de los mayores era que Leonard Nimoy se negaba en rotundo a participar de nuevo interpretando a “Spock”. Nimoy estaba tremendamente enfadado con el resultado de la producción del 79 y acabó completamente harto de Star Trek. Dejó muy claro a Bennett que si volvía a participar en la saga no sería por dinero sino por un guión realmente interesante para su personaje. Bennett que era un tipo muy listo propuso a Nimoy que “Spock” muriese en esta segunda parte, hecho que le entusiasmó y además le posibilitaba dejar la saga con buen sabor de boca, por lo que aceptó.

Mientras tanto, el guión iba tomando forma y se eligió contar con un personaje malvado que fuera la contrapartida a Kirk en la película, y que mejor para ello que elegir de nuevo a “Khan Noonien Singh”, del capítulo de la serie original llamado “Space Seed”. Ricardo Montalbán, magnífico actor mexicano de padres españoles, se encontraba por aquel entonces rodando la quinta temporada de “La isla de la fantasía” y estuvo encantado de volver a encarnar a “Khan”.

Pero sobre todo, el mayor de los retos era encontrar un director capaz de dirigir una producción tan caótica y con un presupuesto tan nimio. Bennet recurrió a un joven director que conocía bien por su etapa en la televisión, Nicholas Meyer.

Si a Bennett se le debe el resurgir de Star Trek; la determinación, profesionalidad y pasión de Nick Meyer supusieron el éxito de Star Trek II. Es Meyer, pese a no aparecer en los créditos, el que en doce días logró reescribir un guión que incluyese la muerte de “Spock”, la aparición del hijo de “Kirk”, el arma “Génesis” y dar protagonismo a “Khan”. Así como montar la película a poco más de cinco semanas del estreno del film en cines, todo ello a base de horas y horas de trabajo, dormir en el plató, etc...


Más sacrificios

Bennett tuvo que realizar la cuadratura del círculo para no sobrepasar el escaso presupuesto. Tuvo que descartar a Douglas Trumbull en el apartado de efectos visuales y recurrir a ILM que por aquel entonces ya disponía de equipos estandarizados que minoraban costes; con todo, y pese a reutilizar planos de Star Trek: La película (1979), el trabajo fue realmente bueno y los técnicos de efectos consiguieron el hito de crear la primera secuencia generada totalmente por ordenador en la historia del cine (la secuencia Génesis).

No se pudo contar tampoco con el gran Jerry Goldsmith para crear la nueva banda sonora, y se contrató a un desconocido James Horner, que años más tarde se convertiría en uno de los mejores compositores de todos los tiempos, y que en esta secuela consiguió una magnífica composición.

Aunque los mayores sacrificios se realizarían en los decorados. Si Robert Wise contó con grandiosos y diversos decorados, Nick Meyer tuvo que reutilizar los pocos de los que debía; como curiosidad contar que tanto las secuencias del puente de mando del “USS Reliant” como las del “USS Enterprise”, usan el mismo decorado con algunas modificaciones. Primero se tuvieron que rodar todas las escenas de “Khan” en el “Reliant”, desmontarlo, volverlo a montar y rodar las del “Enterprise”.

El vestuario también se vió afectado; dejaron de lado los cuantiosos y “apagados” trajes de la primera parte para estandarizar un nuevo uniforme paramilitar que se adoptaría en las diferentes secuelas.


La clave del éxito de Star Trek II

Por encima de todo yo destacaría la tremenda interpretación de Ricardo Montalbán como “Khan”. El rencor y la obsesión que logra impregnar al personaje, sus diálogos, la pasión con la que lo interpreta hacen de “Khan” el mejor “malo” de toda la saga Star Trek y uno de los mejores “malos” del celuloide.
Star Trek II es una película dinámica, apasionante, llena de acción, con un rival a la altura de “Kirk”, la inolvidable muerte de “Spock”,etc... Y además logró una recaudación de 78 millones de dolares, proporcionalmente infinitamente más rentable que la primera parte.

En definitiva, todo un éxito que logró resucitar una franquicia que parecía muerta en el 79, y que propició la infinidad de películas y series posteriores. Para gran parte de los amantes de Star Trek, y yo también comparto esa opinión, “Star Trek II: La ira de Khan” es la mejor película de toda la saga.

LARGA VIDA Y PROSPERIDAD”


por Rafael Fernández Moreno

TRAILER

Star Trek IV : Misión, salvar La Tierra (1986, Leonard Nimoy) Star Trek IV: The Voyage Home


El fenómeno Star Trek celebra su cincuenta cumpleaños, y lo hace en torno a la fecha del 8 de septiembre, por eso, CINE DE LOS OCHENTA va a reseñar sus más relevantes títulos cinematográficos en la década, empezando por la película más ochenterde todas: Star Trek IV: Misión salvar la Tierra (Star Trek IV: A voyage home, Paramount Pictures, 1986)dirigida por Leonard Nimoy y protagonizada por el reparto original de la serie.

Sus puntos fuertes: El original argumento lleno de humor y guiños a la actualidad de entonces -los tripulantes del Enterpriseretroceden en el tiempo a 1986-, que la hizo convertirse en la más rentable de la serie en la década, el trabajo del elenco protagonista en el que todos tienen su momento de lucimiento, y el toque de denuncia en favor de la defensa del medio ambiente y las especies animales amenazadas. Su punto flaco, unos efectos especiales que entonces parecían espectaculares pero hoy en día están superados pero conservan el encanto de los fondos pintados, los decorados, las maquetas y los fundidos.

Según Leonard Nimoy, tras una primera película muy visual pero algo estática y dos continuaciones espectacularmente intensas pero muy dramáticas, tanto el productor Harve Bennett como él, estaban decididos a “animar la cosa” en esta cuarta. Tanto Bennett como Nick Meyer, otro veterano de la franquicia se encargaron de pulir el guión, que incluía un viaje al pasado, se pensó en Roma o el Lejano Oeste y al final fue a la actualidad de entonces.

Para Nimoy, como cuenta también en su libro de memorias, este nuevo rodaje como actor-director iba a ser un reto exigente (Mientras Star Trek III se había rodado en estudio y él sólo aparecía a ratos, esta iba a rodarse casi toda en exteriores de San Francisco y San Diego, y él aparecía en casi todo el metraje), lo que le obligó a ponerse en forma y dejar de fumar. Pero todo mereció la pena porque cuando terminó, se quedó con esa “sensación de satisfacción” de haber devuelto a Star Trek y a Spock mucho de lo que le había dado.

El argumento

Tras rescatar a Spock desobedeciendo las órdenes de la flota estelar, Kirk y su equipo son unos proscritos que pilotan una nave Klingon. Decididos a afrontar su destino, deciden regresar a San Francisco para ser procesados, pero, cuando se acercan a la Tierra, detectan una señal desconocida. Se trata de una enorme y poderosa sonda que emite un mensaje indescifrable al tiempo que destruye todo a su paso mientras se dirige también a la Tierra amenazando con destruirla. Aislando la señal, Ujura y Spock deducen que se trata de un canto similar al de las ballenas, pero en el siglo XXXIII el ser humano las ha extinguido por completo. La solución: forzar la velocidad de curvatura para viajar al pasado, algo que ya han hecho antes, para ir a finales del siglo XX y traerse a dos ballenas para que “hablen” con la amenazante sonda.

A su llegada, la tripulación espacial no desentona en la variopinta fauna urbana del San Francisco de 1986, pero están totalmente fuera de lugar, lo que desemboca en situaciones hilarantes y otras peligrosas. Se distribuyen el trabajo: Kirk y Spock conseguirán las ballenas, Uhura y Chejov combustible nuclear para los vacíos depósitos del ave de presaklingon tras un viaje tan exigente; por su parte, Scotty y McCoy han de fabricar con tecnología de la época, un tanque para albergar a sus nuevos huéspedes para que Sulu lo transporte a la nave.


Los protagonistas van a contar con la inesperada ayuda de una joven bióloga marina, Gillian Taylor, que trabaja en el acuario de la ciudad, donde hay a una pareja de ballenas en cautividad que pronto van a ser liberadas. Es la ocasión perfecta. Kirk traba amistad con Gillian que al principio reacciona con escepticismo pero luego se compromete a ayudarlos. Sin embargo, la prematura puesta en libertad de las dos ballenas precipita los acontecimientos y el grupo tiene que despegar rumbo a alta mar para salvarlas de unos desaprensivos balleneros. Finalmente regresan al futuro para soltar a los cetáceos justo en el momento en que la Tierra va a ser destruida y así salvar el planeta.



Momentos inolvidables

Tras un comienzo más pausado, la película adquiere un ritmo trepidante con la llegada de los protagonistas al San Francisco de los ochenta (Las escenas de las calles se rodaron con peatones y tráfico reales lo que, según Nimoy resultó mucho más emocionante). Tiene momentos muy divertidos, como en el que Spock para los pies a un gamberro en el autobús con su famoso pellizco vulcano y arranca el aplauso de los viajeros; el memorable diálogo de Scotty con el vetusto ordenador ochentero a través de un primitivo ratón que utiliza como micrófono (“Hola, computadora…”); cuando un hombre vestido de forma extraña y con evidente acento ruso acompañado de una mujer de color, Chejov y Uhura, preguntan por la calle dónde está la base de los portaaviones nucleares (esta escena se rodó con cámara oculta para ver la reacción real de la gente, recordemos que entonces estábamos en plena Guerra Fría, de hecho, si nos fijamos, un policía en moto observa la situación con desconfianza y la persona que finalmente les hace la indicación es una viandante improvisada); o cuando Sulu se sube a un helicóptero UH y le preguntan “¿Pilota usted?” y él responde con modestia “un poco”. 



Mención aparte, casi al final, la escena del hospital, cuando un espantado Dr. McCoy pide a sus compañeros que rescaten al accidentado Chejov exclamando “¡no podemos dejarlo en manos de la medicina del siglo XX!”. Se puede ver en las caras lo bien que se lo estaban pasando los actores mientras rodaban la persecución por los pasillos. Como también ocurre en la escena final, con todos saltando al agua como adolescentes en una juerga.



También hay otros momentos no tan hilarantes y más propios de una película de ciencia ficción. Los efectos especiales, encargados a la prestigiosa e innovadora ILM de George Lucas, combinan momentos aun hoy impactantes, como los vuelos espaciales, las teletransportaciones o la recreación mecánica de las ballenas George y Gracie, los MacGuffinde la película (recursos que hacen de hilo conductor de la trama), con otros por los que ha pasado más el tiempo, como algunos fundidos o el psicodélico y casi lisérgico momento del viaje atrás en el tiempo a velocidad diez de curvatura.

El reparto

Participan en esta película los actores habituales de la serie, “los siete magníficos” como los llama cariñosamente Nimoy, a saber: Bill Shatner como Almirante Kirk (al que una vez más dobla al español el gran Constantino Romero), Leonard Nimoy como Sr. Spock, DeForest Kelley como el Dr. Leonard McCoy "Bones", Michelle Nichols como la teniente Nyota Uhura, Jimmy Doohan como Scotty, George Takei como Hikaru Sulu y Walter Koenig como Pavel Chejov.

Junto a ellos, como debutante en la serie, la actriz Cathy Hicks en el papel de la bióloga Gillian Taylor, cuya espléndida sonrisa inunda la pantalla, y que, en palabras de Nimoy, hace una interpretación magnífica aportando “una inocencia sorprendida y fresca, mezclada con un cinismo urbano que hace funcionar de forma maravillosa el personaje.”

También aparecen brevemente otros personajes que dan continuidad a la historia como el embajador Sarek, padre de Spock, que desde la serie original de los sesenta interpreta Mark Lenard, o la teniente Saavik (Robin Curtis).


Un poco de Historia
La serie original Star Trek, sus películas, secuelas y spin offs forman parte ya del imaginario colectivo de varias generaciones y constituyen un auténtico fenómeno social en todo el mundo, pero el camino ha sido largo y no siempre fácil.

Todo surgió de la mente de un creador televisivo, el genial Gene Roddenberry. George Takei, el actor norteamericano de origen japonés que encarna al piloto Hikaru Sulu, ha contado recientemente cómo le presentó su proyecto cuando le ofreció el papel. Roddenberry quería presentar una visión optimista y amable del futuro, con la tecnología al servicio del bienestar común de pueblos y razas que viven en armonía.

La serie original comenzó a emitirse el 8 de septiembre de 1966 en la cadena NBC y duró tres temporadas con 79 episodios hasta 1969, en que la cadena decidió cancelarla de forma sorpresiva pese a que era un producto aceptado y rentable.

La productora, Paramount, guardó el proyecto en un cajón y no tenía intención alguna de reflotarla. Solo el inesperado éxito de La guerra de las galaxiasen 1977 les hizo desempolvar la franquicia, primero con las películas y luego con más series.

Sin embargo, el elenco protagonista ya estaba entrado en años y en kilos, se les había ignorado durante una década, y sin embargo ellos son los que sostienen verdaderamente Star Trek junto con su creador, Gene Roddenberry, al que se relega, sin embargo, a un papel de mero asesor, porque en esta nueva etapa, Paramount considera Star Trek un proyecto estratégico, de estudio, para el que se maneja un alto presupuesto, guiones y directores diversos. Sin embargo, es solo en el momento en el que los originales de la serie toman las riendas cuando se produce el despegue. Es el propio Leonard Nimoy el que se postula como director, el que consulta a Roddenberry, el que supervisa los guiones y apuesta por un relato fresco, dinámico, novedoso y divertido para Misión salvar la Tierra, a la que dota también de un mensaje muy actual en el momento. Recordemos que en aquel entonces la caza de ballenas estaba desregulada, era indiscriminada en todos los mares y llevaba a estos cetáceos, parientes cercanos del hombre, a una extinción segura. Aún hoy en día, las ballenas, como otros mamíferos marinos, no tienen su supervivencia asegurada porque hay países como Noruega o Japón que amparan su caza bajo supuestos “científicos” que ocultan su objetivo comercial, y torpedean en los organismos internacionales cualquier iniciativa conservacionista.

Ya en los ochenta vinieron desde muy lejos para avisarnos de que cuidemos el planeta. Ellos siguen su viaje, para llegar donde nadie ha llegado antes. Larga vida y prosperidad.

Víctor Sánchez González


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El tren del inferno (1985, Andrei Konchalovsky) Runaway Train


El mejor film de la Cannon

“Runaway Train” que es su verdadero título, es sin lugar a dudas bajo mi percepción, la mejor película que produjo la mítica “Cannon Group, Inc”. No ha sido pieza inolvidable de nuestra niñez como otros títulos de la productora, pero si consiguió que Menahem Golan y Yoran Globus obtuvieran con esta producción, el ansiado reconocimiento unánime de la crítica.

En 1985, un año con producciones tan sobresalientes como “Memorias de África”, “El color púrpura”, “ “El honor de los Prizzi”, “El beso de la mujer araña”, “Ran”, “Único Testigo”, “Brazil” y blockbusters del calibre de “Regreso al Futuro”, “Cocoon” o “Rambo”; Golan y Globus lograban que una de sus películas obtuviera tres nominaciones al Oscar, concretamente a “Mejor Actor”, “Mejor Actor de reparto” y “Mejor Montaje”.

Menahem y Yoran lograron hacerse con un guión escrito (desechado en su momento) por el maestro Akira Kurosawa, y pese a dotar a la película de un presupuesto ridículo, intuían que tenían un buen proyecto entre las manos, por ello adelantaron el estreno de la cinta en unas pocas salas de Estados Unidos, al 6 de Diciembre de 1985, con el fin de que la película pudiera tener opciones de competir en los Globos de Oro y en los Oscar. Y no fue hasta el 17 de Enero de 1986, que la película llego al gran público siendo estrenada en 965 salas de todo el país.



La historia de un genio

Si hay una temática concreta que posee excelentes películas, además de la Guerra del Vietnam, es el drama carcelario. “Runaway Train” venía precedida de producciones tan notables como “El expreso de medianoche” (1978), “Fuga de Alcatraz” (1979), “Brubaker” (1980), en incluso “El beso de la mujer araña” del mismo 1985.

Bien, qué es lo que hace entonces que un film de tan pequeño presupuesto pueda colarse entre los mejores del género; simplemente contar con un guión basado en la historia escrita de uno de los mayores genios de la historia del cine, Akira Kurosawa. Es curioso a su vez que “Runaway Train” llegase a nosotros el mismo año en que Kurosawa estrenaba su última gran película, “RAN”.

Pese a las modificaciones en el guión, sigue poseyendo esos rasgos característicos que impregna el genio nipón. La mediocridad humana, la violencia, la dificultad de redención para los hombres, la esperanza, los demonios interiores de cada uno, el desengaño, una fuerte influencia shakesperiana... Hasta los entornos exteriores y el clima, tan importantes en la filmografia de Kurosawa, están presentes en “Runaway Train”.


 Al contrario que otros dramas carcelarios versados en presos carismáticos que logran cautivar rápidamente al espectador, en “Runaway Train” se presentan personajes sin ningún tipo de “edulcorante”.


Los actores, clave del éxito.

Si hay algo que destaca en esta película, aún por encima de su historia, son las interpretaciones... Contamos con cuatro personajes principales que bordan sus papeles.

Para el papel protagonista del preso “Manny Manheim”, se eligió a Jon Voight, un tremendo actor que por aquel entonces sufría el olvido de Hollywood, pese a protagonizar films tan notables como “Cowboy de medianoche” (1969), “Deliverance” (1972), “Odessa” (1974) y ganar el Oscar a mejor actor en 1978 por “El Regreso”.

Voight realiza una interpretación magistral e inolvidable, un personaje brutal que le llevó a ganar el Globo de Oro como mejor actor dramático del año, y a estar nominado al Oscar, que perdería de manera injusta pese a ser favorito al premio.

Para el papel del joven preso “Buck McHeegy”, se decantaron por un semi desconocido Eric Roberts, hermano mayor de la por aquel entonces desconocida Julia Roberts, y que en este film logra al momento cumbre de su carrera alcanzando la nominación al Oscar como mejor actor de reparto, para caer después en todo tipo de producciones de serie B.

El despiadado y obsesivo alcaide “Warden Ranken” sería interpretado por John P. Ryan (“M.A.S.H.”, “Elegidos para la gloria”), papel que bordaría. Aún recuerdo cuando al inicio de la película, tras caminar por uno de los pasillos de la prisión uno de los presos le espeta un insulto, se vuelve y dirigiéndose a los presos dice aquello de: “sois todos muy hombres escondidos en la oscuridad pero os voy a decir cual es vuestro puesto; primero está Dios, después yo, luego los guardias, después los perros que están en la perrera y por último vosotros, que sois peor que la basura, no servís para nada, ni a vosotros mismos...”.

Y para interpretar a la joven trabajadora ferrovial “Sara”, se elegiría a Rebecca De Mornay, que está irreconocible y cumple de manera sobresaliente con el papel.


Otros aspectos destacados

Para dirigir la película se optó por Andrei Konchalovsky, director soviético con experiencia que por aquel entonces intentaba labrarse un futuro en Hollywood después de triunfar en Cannes en el 79 con “Siberiada”, así que nadie mejor que él para rodar en los inhóspitos parajes de Montana ambientando los alrededores de la ficticia prisión de máxima seguridad localizada en Alaska. Una opción segura y económica para la Cannon.

Otro aspecto fundamental en una producción de bajo presupuesto es el montaje, a cargo de Henry Richardson, que ya tenía experiencia como montador en algunos films de James Bond, y que para “Runaway Train” realizaría una labor magistral por la que sería nominado al Oscar.


Conclusión

Los lectores de este artículo observarán que no he contado prácticamente nada de la historia, y es porque me gustaría que todos aquellos que no la han visto pudieran visionarla de la misma manera que pude hacerlo yo hace más de 20 años en la 2. Y es que nos encontramos ante otro de esos injustos casos de olvido fílmico. Hace no mucho leí un artículo en Internet donde se indicaba un listado de las 25 mejores películas de temática carcelaria, y esta no estaba entre ellas, y sí películas un tanto mediocres como “La última fortaleza”. Eso me hace pensar que parte de las personas que escriben sobre cine tienen un conocimiento demasiado genérico o actualizado sobre el cine. Espero que mi artículo sirva para que muchos podáis descubrir esta pequeña maravilla de la extinta e inolvidable “Cannon Group”.


Rafael Fernández Moreno

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