Ochenters, vamos con la segunda etapa de nuestro emocionado periplo por las películas clásicas de Star Wars: tras el exitazo de “La guerra de las galaxias” nadie dudaba que habría una continuación. Sin embargo los fans tuvimos que esperar nada menos que tres años, ¡tres años! Hasta que vimos de nuevo en el cine la fanfarria y las letras azules. Llegaba “El imperio contraataca”.
EL RESACÓN DE “LA GUERRA DE LAS GALAXIAS”
Atropellado por un éxito inesperado, George Lucas tuvo el detalle de bonificar económicamente a los cuatro protagonistas, Hamill, Fisher, Ford y Guinness (Sir Alec siempre decía que después de toda una vida como actor recibiendo todo tipo de loas y premios, lo que le había hecho rico era su paso por Star Wars).
Los cuatro habían firmado en su contrato la típica cláusula rutinaria en la que se comprometían a participar si había continuaciones, y 20th Century Fox era la primera interesada. Recordemos que aparte del éxito de taquilla y de conquistar nuestros corazones, la cinta tuvo once nominaciones a los óscar, incluido mejor película o director, y obtuvo nada menos que siete estatuillas en los apartados técnicos y música, en los que competía con otro peliculón como “Encuentros en la tercera fase” que se quedó con dos (como siempre la academia ignorando el cine con mayúsculas; ese año el óscar a mejor película fue a parar al insulso melodrama Annie Hall del controvertido Woody Allen).
Espoleados por el éxito de la Fox con Star Wars, sus competidores, los demás grandes estudios de Hollywood que en su día desdeñaron el proyecto espacial de Lucas cuando tan solo era unas cuantas hojas de papel que llevaba un jovencito barbudo, ya preparaban a marchas forzadas sus propios proyectos “galácticos” y similares para aprovechar el tirón. Sin ir más lejos, Paramount había sacado del cajón a toda prisa su añeja serie “Star Trek” para llevarla a la gran pantalla, como cuentan en sus memorias tanto Will Shatner como Leonard Nimoy, que titula uno de los capítulos de su autobiografía “Gracias, George Lucas”.
Sin embargo, no todo fueron facilidades en Fox. Los directivos eran reacios a financiar el proyecto en lo que costaba (más de 20 millones de dólares, el doble que la primera, que se convertirían muy pronto en 30), y una vez más fue Alan Ladd Jr. el defensor de nuestra causa. Como Fox regateaba hasta el último dólar, Lucas no sólo tuvo que poner el dinero de su bolsillo, sino contraer un préstamo bancario para que Lucasfilm Ltd. pudiera sacar la película adelante como él quería.
Más tarde, Lucas se tomaría cumplida venganza con los desconfiados y cicateros de la Fox cuando se fue a la competencia, a Paramount, con su siguiente proyecto, la exitosa “En busca del arca perdida”. Por su empeño en apoyar a Lucas, Ladd Jr. también acabaría viéndose obligado a dejar la presidencia de Fox para centrarse en su productora independiente, The Ladd Company, responsable de títulos emblemáticos de los ochenta como “Carros de fuego”, “Blade Runner” o “Loca academia de Policía”.
UN ACCIDENTE LO TRASTOCA TODO
Debido a la crisis de ansiedad que sufrió mientras montaba “La guerra de las galaxias”, Lucas era reacio a someterse al de nuevo al estrés de la dirección y prefirió reservarse el papel de productor ejecutivo. Necesitaba pues buscar un director para la película y se decidió por ofrecer el puesto al veterano Irvin Kershner, que había sido profesor suyo en la escuela de cine. Aportaría sobriedad y oficio mientras él supervisaba en segundo plano.
Para escribir el guión, algo que siempre la ha costado, George Lucas había empezado a trabajar con la veterana escritora Leigth Brackett, guionista del clásico de Humprey Bogart “El sueño eterno” (1946), pero su fallecimiento en 1978 truncó sus planes y recurrió al joven guionista y hoy reputado director Lawrence Kasdan, una apuesta arriesgada pero que resultó todo un acierto, porque de su pluma nacen las escenas más intensas de toda la saga.
La segunda entrega de Star Wars, que se llamaría “El imperio contraataca”, iba a ser una continuación en toda regla, con los mismos ingredientes de acción, humor, romance y aventura, pero también un giro oscuro y dramático que la convierte en la preferida de muchos fans y la más valorada por los críticos de cine. También iba a cambiar el escenario. De un mundo desértico se pasaría a un planeta helado y otro pantanoso, y de la Estrella de la Muerte a una ciudad en las nubes.
Sin embargo, el accidente de coche sufrido por Mark Hamill antes de iniciar el rodaje, en el que estuvo a punto de perder la vida al salir despedido por el parabrisas y que le desfiguró la cara, obligó a trastocar el guión, introduciendo al inicio del film, en que aparece con la cara tapada, el ataque del fiero Wampa de las nieves, que no estaba previsto, su rescate por Han Solo y su curación en el tanque de líquido. Ese accidente, y también el tono oscuro de la película, púdo marcar el resto de la carrera de Hamill, ya que dejó de ser un sex simbol adolescente y quedó encasillado como el eterno Luke Skywalker.
LA MAYOR TORMENTA DE NIEVE DE LA HISTORIA
Para el rodaje del helado planeta Hoth, el equipo se trasladó al glaciar de Finse, en Noruega, coincidiendo con la mayor tormenta polar que se recuerda. De hecho, las escenas de Luke en la nieve se rodaron en el porche del hotel en plena ventisca, con el equipo resguardado en los salones abriendo la puerta lo justo para filmar a Mark Hamill, que era el único que pasaba frío fuera.
Cuando por fin salió el Sol pudieron ir a las localizaciones del glaciar donde se rodaron las escenas de la mejor secuencia de batalla de la historia del cine fantástico, a la que luego se añadirían las maquetas, las naves y las explosiones en los estudios de Industrial Light & Magic (ILM), que ya contaba con medios a la altura del prestigio que empezaba a tener.
Quién no recuerda el vuelo rasante de los speeders que en el cine te hacían tener sensación de montaña rusa, el disparo del cañón de iones, el derribo del AT-AT con el arpón, La pata gigante que por poco aplasta a Luke o el grito de los soldados rebeldes “¡retirada! ¡retirada!”. Por cierto, las espectaculares escenas de Luke y Han cabalgando las nieves en sus Taun-Taun que parecen tan reales fueron rodadas con muñecos con la técnica clásica del “stop motion”.
El equipo no solo pasó frío e inclemencias en el glaciar (al que se desplazaban a diario en transportes oruga), incluso estuvieron a punto de perderse y no regresar al hotel si no es porque a uno de los operadores se le había ocurrido marcar el camino a la ida con unos postes que luego tuvieron que seguir cuando al atardecer les sorprendió el mal tiempo.
ADIESTRAMIENTO JEDI Y ROMANCE ESPACIAL
Para la parte central de la película la narración va en paralelo con nuestros protagonistas desperdigados por la galaxia. Mientras Han, Chewie, C3PO y Leia escapan en el Halcón Milenario hasta un asteroide, Luke y R2 se desplazan al pantanoso planeta Dagobáh, recreado espléndidamente en los estudios Elstree de Londres en un escenario del tamaño de un campo de futbol poblado por todo tipo de serpientes y otros animales vivos.
Allí vamos a conocer a un personaje nuevo: El maestro Yoda, clave en la trama, que es un alienígena de pequeño tamaño. Para su creación se recurrió al artista de la caracterización Stuart Freeborn, que diseñó una marioneta basándose en sus propias facciones y en la famosa foto de Albert Einstein sacando la lengua. Para operarla y darle voz nadie mejor que el marionetista Frank Oz, colaborador de Jim Jenson en los teleñecos. El trabajo de Oz y Freeborn hacen que Yoda aparezca en pantalla como un personaje real y creíble, algo que resultaba esencial para dar entidad a la historia, ya que Yoda es el maestro que instruye a Luke en las artes Jedi y a través de él conocemos el poder y la naturaleza de la fuerza.
Sin embargo, rodar las escenas con Yoda fue una auténtica tortura para Mark Hamill porque Frank Oz estaba metro y medio por debajo de él, y con todo el entramado del muñeco, casi no oía sus frases y perdía el pie de los diálogos. Para solucionarlo, se le puso un auricular simulado para que escuchara a Oz por radio, pero resultó aún peor porque se colaban las conversaciones del equipo de rodaje e incluso en una ocasión se tuvo que parar una escena porque entró la BBC con una canción de los Rolling Stones.
Mientras Luke permanece en Dagobah aprendiendo los caminos de la fuerza, en el asteroide, la trama nos reserva una sorpresa y no será la única en “El imperio contraataca”: Leía, que hasta entonces parecía más interesada sentimentalmente por Luke (joven y de nobles sentimientos como ella), acaba por enamorarse del sinvergüenza y descreído Han, dando un giro inesperado a la trama. Por cierto, poco tiempo antes de su trágico fallecimiento, Carrie Fisher reconoció haber tenido una efímera aventura con Harrison Ford durante el rodaje de Star Wars.
Y mientras en el lado rebelde huyen desesperadamente (de hecho ya vamos por el episodio 8 y siguen huyendo), en el bando imperial Darth Vader se convierte en una trituradora de generales y capitanes con su famosa técnica del ahogo a distancia con la fuerza. Así se deshace del Almirante Ozzel, que “salió de la velocidad luz demasiado pronto”, y del capitán Needan tras aceptar sus disculpas por dejar escapar al Halcón Milenario, y por primera vez se le ve la parte de atrás de la cabeza. También tenemos ocasión de contemplar un holograma del maligno emperador, al que casi no se distingue tras su capa, y que interpretó originalmente la actriz Elaine Baker (en las ediciones remasterizadas, Lucas la sustituiría digitalmente por Ian McDarmid, el emperador de las siguientes entregas, lo que para los fans chirría enormemente).
LA CIUDAD NUBE
El desenlace de la película ocurre en Bespin, una ciudad en las nubes, donde vamos a conocer a otro de los personajes icónicos de las películas, el ambiguo y camaleónico Lando Calrissian, interpretado por el actor afroamericano Billy Dee Williams, que inicialmente traiciona a su antiguo amigo Han Solo y entrega a nuestros héroes al malvado Darth Vader, que piensa utilizarlos como cebo para la captura de su pieza más codiciada, el joven Skywalker.
En Bespin nos esperan dos de los momentos más impactantes de toda la saga. Primero, y como parte del plan para capturar a Luke, Vader ordena que congelen en carbonita a Han Solo, separándolo de su amada Leia. En el guión, ella le decía “te quiero” y él contestaba “yo también”, pero Harrison Ford, que como es sabido se mueve como nadie en las escenas de acción pero no se siente tan cómodo en las románticas, no era capaz de decir su frase. Desesperado tras varias tomas inservibles, el director Irving Kershner le dijo a Ford algo así como “di lo que te salga”, y así quedó para la historia la más inolvidable e imperecedera escena de amor del cine fantástico de todos los tiempos, con Leia diciendo “te quiero” y Han respondiendo “lo sé”. Para los más curiosos os recomiendo verla en versión original porque cambia totalmente el tono sobre todo en ella, su “I love you” está diciendo “no te vayas, no quiero perderte, te voy a buscar”, mientras que el “I, know” de él es como salir del paso.
Y para el final queda la secuencia más impactante, recordada y emulada de la historia del séptimo arte. Una secuencia para saborear fotograma a fotograma, frase a frase, acorde a acorde: La trampa de Vader lleva a Luke a enfrentarse con él en un duelo desigual con espadas de luz. La impresionante música de John Williams anuncia cada movimiento, cada objeto que lanza Vader contra Luke usando el poder del lado oscuro. Es un combate que nuestro joven héroe no puede ganar y acaba arrinconado ante un precipicio, ha perdido su espada, una mano, y está exhausto y derrotado.
Nos acercamos al momento culminante del film. El que convierte Star Wars en una saga.
Solo Lucas, Kershner y los productores Kazanian y Kurtz conocían lo que iba a pasar realmente en la historia. Los actores no sabían nada. En el guión se había insertado una página falsa para evitar filtraciones y que, como así fue, nos impactara a todos. Solo unos minutos antes de rodar la escena se lo dijeron a Mark Hamill en privado. Kershner se acercó a él y le dijo: “Que sepas que Darth Vader es tu padre”, lo que le dejó de piedra, y luego al director añadió “Dave Prowse”, que interpretaba a Vader, “va a decir algo sin sentido, tú ignóralo y limítate a responder gritando tu frase”, que era “¡No, no es cierto!”. Al rodar la escena, Prowse dijo “¿No sábes la verdad? Obi-Wan mató a tu padre”.
El propio James Earl Jones, cuando tuvo que doblar la voz de Vader diciendo “Luke… Yo soy tu padre”, añadió “están mintiendo”.
El engaño surtió efecto. Nadie supo nada antes del estreno. Cuando los fans vimos por primera vez en el cine el desenlace del film, todos gritamos en el cine “Nooo, no puede ser”, igual que Luke.
La mítica frase “Yo soy tu padre”, que todos recordamos, en España la pronunció el legendario actor de doblaje Constantino Romero, que siempre contaba como anécdota que para “La guerra de las galaxias”, enviaron desde Hollywood un modulador de voz que se colocaba en la boca para hacer la voz de Vader, pero para la segunda película no enviaron nada y el sonido se tuvo que improvisar con los recursos de la mesa de mezclas del estudio de sonido, con un resultado no solo similar, sino incluso mejor.
UN FINAL ABIERTO
Con este final tan dramático, oscuro y lleno de incógnitas, muy distinto del clímax apoteósico y feliz de su predecesora, “La guerra de las galaxias”, los fans salimos del cine aún más impactados que la primera vez, encantados y sobre todo ansiosos por que llegara el siguiente capítulo porque “El imperio contraataca” deja un final abierto: con Han congelado en carbonita, la rebelión perdida en el espacio y Luke envuelto en un conflicto de sentimientos encontrados.
Es aquí cuando, como hemos dicho, la serie se convierte en saga, y donde se empieza a pretitular “Episodio”. Así, “La guerra de las galaxias pasa a ser “Episodio IV, una nueva esperanza” y “El imperio contraataca”, el episodio V.
La película es todo un éxito de taquilla y en apenas un mes Lucas ha saldado cuentas con los bancos. Con las ganancias compra el rancho Skywalker en el condado de Marin, alrededor del cual establecerá su imperio cinematográfico (Lucasfilm, ILM, THX, Skywalker Sound o Lucas Arts), y además reparte beneficios con todos los empleados, nada menos que 5 millones de dólares entre pagas, pluses y bonificaciones.
Se ha dicho que Kasdan y Kershner dieron a “El imperio contraataca” un toque de drama shakesperiano que no terminaba de convencer al propio George Lucas, pero la verdad es que el resultado es sin duda la más intensa y profunda de las tres películas clásicas. Habíamos pasado de la aventura épica a la tragedia griega y quedaba por llegar la catarsis final en “El retorno del Jedi”, que comentaremos en breve.